Tercera y última entrega de esta serie y de nuevo otras ocho jóvenes músicas que nos gustan y que se están construyendo una carrera musical propia y con con calidad. No sabemos si de aquí al final del artículo aparecerá por fin Rosalía. O Billie Eillish!
Soleá Morente, construyendo su propio nombre.
No vamos a ponernos aquí a hablar de su padre y de su madre. Ya está. Sabemos quienes son y sabemos que eso debe marcar mucho, no solo en lo personal sino también en lo musical. Precisamente por eso nos gusta especialmente lo que está haciendo Soleá. Demostró audacia e inteligencia desde un principio decidiéndose a construir una carrera más en los terrenos de pop-rock que en los del flamenco. En un primer momento lo hizo al lado de aquellos que habían acompañado a su padre en sus incursiones por el rock, en el proyecto de Los Evangelistas y en su primer disco en solitario: algunos miembros de Los Planetas y sobre todo Antonio Arias, de Lagartija Nick. En su último disco decició cambiar de acompañantes (el líder de Napoleón Solo y Lorena Álvarez) y de estilo, dejando de un lado el rock aflamencado y tirando por el pop ochentero vaporoso y de sintetizadores con un pie en la rumba ochentera de radio cassettes. Algo sí que parece haber heredado de su padre y es lo de no tener ningún complejo musical y muchas ganas de hacer lo que le parezca en cada momento.
Angel Olsen, en el top del indie.
Buscad una lista de los mejores discos de 2019 en el ámbito independiente en la que no esté esta estadounidense de 32 años, con su disco Mirrors entre los 10 (o incluso los 5) primeros puestos. Cuando no en primer lugar. Sin duda es la estrella del folk rock actual. Ya de hecho con su anterior disco había alcanzado una repercusión similar, pero ahora ha decidido abandonar la sencillez sonora por una propuesta más orquestal, intensa, dramática y con presencia de sintetizadores. Es ya su cuarto álbum además de una carrera como vocalista secundaria para el gran Bonnie “Prince” Billy y ya es una de las estrellas de un ámbito en el que las solistas femeninas siempre han tenido una importante presencia como es el el folk o folk-rock norteamericano. Os dejamos con un canción de su anterior disco, My Woman, en directo.
Kali Uchis, la tentación del mainstream.
No se muy bien por donde empezar con esta colombiana-estadounidense de 25 años. Quizá lo mejor sea explicar cómo llegamos a ella. Sin una idea muy clara sobre su música, teníamos catalogada a Kali como una más de esas muchas cantantes jóvenes del terreno del R&B o de la música pop comercial estadounidense. Hasta que un día apareció ante nosotros el vídeo con el que ahora os dejaremos y nos quedamos engatusados. Era un sonido soul bastante clásico con un rollo Amy Winehouse pero también sonaba moderno. Seguimos avanzando, nos gustaron algunas canciones más, otras quizá no tanto y alguien nos dijo que su disco de 2018 Isolation estaba muy bien y allá que nos fuimos. Para nuestra propia sorpresa nos gustó. Meterlo en el cajón del R&B actual no le hace justicia porque la variedad del disco desborda a veces la etiqueta.
Cuando nos pusimos a investigar un poco en su biografía, más sorpresas. Una vida familiar entre Colombia y Estados Unidos, compositora y productora de sus propios temas (al menos al principio), toca el piano y el saxofón, maneja la grabación y las técnicas de sampleado y dirige sus propios videoclips. Pero eso sí, tenemos que esperar a ver por donde se encaminan sus próximos pasos porque su última canción no nos ha gustado nada. Se parece a cualquiera de estos reggaetones con ínfulas que nos están intentando colar como lo más últimamente (Rockdelux incluido). Es algo que pasa con muchas jóvenes como Uchis: demuestran talento, empiezan a despuntar y la industria musical se echa sobre ellas buscando a la nueva Rihanna, Kate Perry o Taylor Swift y haciendo que su música vaya acercándose cada vez más a una manufactura para públicos masivos. Kali, no te eches a perder!
Sampa The Great, el poder de la diáspora africana.
De vez en cuando llegan a nuestro oídos auténticos temazos que entran como un torrente adictivo. La última vez que nos ha pasado es con la canción que luego os dejamos de la zambiana crecida en Botswana y actualmente residente en Melbourne, de 26 años, Sampa de Great. Su constante movimiento, también con presencia en EE.UU., evidentemente es algo determinante en su música y una de las temáticas principales de sus letras. La “diáspora permanente” como dice ella. Su único disco hasta la fecha, publicado por el prestigioso sello Ninja Tune, ha ganado el premio al mejor disco de rap en los premios de la música australiana, pero la realidad es que desborda la etiqueta en cada una de sus canciones. Sí claro, hay rap, pero también jazz, soul y neo-soul, hay afrobeat, jazz, hay R&B y hay sonidos urbanos africanos contemporáneos a lo largo de sus 19 temas. Ambición complejidad y calidad
Y La Bamba, mutación latina permanente para el indie-folk.
Y La Bamba es el proyecto musical personal de Luz Elena Mendoza, nacida en San Francisco y de padres mexicanos. Como en muchas de nuestras protagonistas, sus orígenes y mezclas geográficas y étnicas marcan de forma directa su música. Luz Elena canta indistintamente en castellano e inglés. Su peculiar y enigmático proyecto ha ido mutando en sus ya más de 10 años de trayectoria, variando los músicos que la acompañan, a veces con un concepto más de banda, a veces más en solitario. Siempre dentro del indie-folk, pero a veces más rock, a veces psicodélico, a veces más pop, en ocasiones más tropical o más folclórica hasta alcanzar una entidad y un nivel extraordinario en su último disco de 2019, Mujeres. Os dejamos con un directo de la Kexp, pero si os entran ganas de seguir escuchando cosas sobre ella, veréis que es difícil de encasillar.
Luisa Sobral, extrema sensibilidad.
Si alguien se está preguntando en este momento si esta portuguesa es la hermana del ganador de Eurovisión Salvador Sobral, la respuesta es sí. No sólo eso, es la compositora de aquella canción. Pero perder mucho tiempo en esto es quedarnos en la anécdota. Luisa tiene una de esas carreras extremadamente precoces: 5 discos con 32 años, múltiples colaboraciones, compositora para muchos otros cantantes, premios en Portugal y EE.UU., lo de Eurovisión, etc. Pero nada de eso es tampoco importante. La música de Luisa Sobral desprende una naturalidad y una sensibilidad extrema que atrapa rápidamente. Estudió en el Breklee College of Music, como alguna más de las jóvenes que han aparecido en estos artículos. De ahí probablemente surja ese jazz suave con reminiscencias de Chet Baker o de las grandes vocalistas clásicas del género de sus primeros discos, que ciertamente ha ido desapareciendo hacia un sonido más personal en los últimos. El nombre de Marisa Monte también se nos viene a la cabeza cuando la escuchamos. Y para terminar, sorpresa: Refree, el omnipresente (y cansino) Refree es el productor de su último disco. Luisa llegó a él porque le gustaba lo que había hecho con Silvia Pérez Cruz.
Sona Jobarteh, rompiendo inercias y costumbres.
Nos vamos a permitir dos pequeñas licencias incumpliendo nuestras propias aoutoimposiciones al comienzo de esta serie. Nuestra dos últimas mujeres tienen 36 años, pero oye, cuando empezamos nuestros artículos seguramente tuviesen 35 y ya tienen una trayectoria larga así que qué más da una añito más que menos. Además nos apetece terminar con ellas. La gambiana Sona Jobarteh es de esas mujeres que rompe barreras. Es la primera mujer que que toca la kora surgida en una de las grandes 5 familias africanas Griots que tocan este instrumento. Se trataba de una tradición que pasaba de padres a hijos hasta que llegó ella y rompió no la prohibición, sino la costumbre (a veces algo incluso más potente). Su abuelo, su padre Dawda Jobarteh y su primo (Toumani Diabaté) son maestros de instrumento y ella va por el mismo camino. Aunque no le gustaba en un principio el angulo feminista desde el que se tomaba su música, al final ha acabado abordando estas temáticas y sintiéndose cómoda con ellas. Fue en el desarrollo de su actividad cuando se dio cuenta “cómo la música afecta e inspira a otras mujeres”. En una entrevista al medio digital Wiriko dicen:
Jobarteh cree que el hecho de que toque la kora siendo mujer siempre impactará al público, sobre todo en África, acostumbrado al virtuoso masculino. “No fallará la presunción de que no sonará igual que si la tocara un hombre. Pero lo impactante es que la audiencia sea testigo de que no hay diferencia y olviden las ideas preconcebidas”, puntualiza.
Así que si alguno por aquí tiene esos prejuicios, os dejamos con una canción para que también los olvidéis.
Lorena Álvarez, folclore pop.
La asturiana Lorena Álvarez es ya uno de los nombres de referencia del pop nacional. Una de las razones seguramente sea la de haber construido su pop mirando al folclore y la canción popular en vez de hacia las tendencias del pop-rock anglosajón y la casi omnipresencia de la electrónica dentro del mismo. La saturación de propuestas de este tipo hace que la música de Lorena resulte fresca y diferente. Es como pasar un día de campo al sol comiendo tortillas y filetes empanados, dejando pasar el tiempo mientras los niños y los perros corren alrededor y sacas una lata de cerveza fría de la nevera portátil. Ya lo hizo con el Coro de la Dinamo, con su Banda Municipal y el año pasado en solitario con un disco cuyo título “Colección de Canciones Sencillas” es lo suficientemente explícito de lo que nos vamos a encontrar. Lorena dice que le pone de mala hostia la etiqueta de “indie” y que se encuentra más cómoda con la de “hippie” y es verdad que cierto aire hippie actualizado tiene la canción y el vídeo con el que terminamos esta serie de artículos.
Jose Luis Santiago