Jose Luis Santiago.
Hace unos meses llego a nuestros oídos el peculiar disco de una jovencísima francesa de Isla Reunión llamada Ann O’haro. Tras varias escuchas nos vino a la cabeza que en los últimos tiempos, algunas de las propuestas musicales que más nos llamado la atención venían manufacturadas por jóvenes solistas que daban la sensación de tener un control bastante grande sobre su música y su carrera. No se trata solo de buenas intérpretes, sino de autoras y compositoras creativas y con talento que transmiten además una sensación de poderío artístico, escénico y personal ante su público. Además en estilos musicales muy diversos y con propuestas en algunos casos arriesgadas. Así que nos pusimos a hacer una lista (35 años de tope) y nos salieron tantas que vamos a tener que hacer dos o tres entregas de este jóvenes, solas, poderosas.
Kate Tempest, rapera alejada de estereotipos.
Cuando uno se imagina la figura de un rapero le vienen una serie de imágenes que… Bueno esperad, hay otra manera de decirlo, si uno ve a Kate Tempest sin hacer nada, es muy probable que ni se le ocurra pensar que está ante una de las mejores raperas (y “os”) de la actualidad. Quizá su aspecto encajaría más con la imagen de una joven folk singer británica. Esa es una de las cosas que nos gusta de ella, no encajar en los estereotipos y convencionalismos del rap. Pero eso tampoco sería suficiente para que nos gustase, en realidad nos enganchó su rap por la tensión de sus bases y la capacidad para crear atmósferas y por la vocación social radical de sus letras. Cuando la vimos acompañada de varios músicos en algunos de los directos que hay en Youtube (como el de la Kexp con el que os vamos a dejar), el flechazo fue definitivo.
Kate es inglesa, tiene ahora 34 años, dos aclamados discos en solitario y uno más con una banda previa. Se hizo con un nombre en el slam poetry y el spoken word en todo tipo de recintos de Londres siendo extremadamente joven y hoy en día tiene varios poemarios publicados y ha recibido el prestigioso premio Ted Hughes a la innovación en poesía. Está considerada una de las voces poéticas más importantes de su país. Ha publicado una novela y escrito varias obras como dramaturga (con algún premio incluido). No está nada mal, exacto.
Laura Marling, fragilidad de filo cortante.
Seguimos en Inglaterra. 29 años y seis discos publicados tiene Laura Marling. El dato impresiona y es poco habitual. Eso significa que su primer álbum lo sacó con 18 y la que para nosotros es de momento su obra maestra, Once I was an eagle, con 23. Impresionante de nuevo.
No os dejéis llevar por su aspecto de jovencita y delicada cantautora folk que parece que te deleitará con suaves y bellas tonadas. También hay de eso en su música, pero cuidado, como la propia Marling dice en una de sus más conocidas canciones ella es una “maestra cazadora” y hay más agresividad en su música y en sus letras de lo que aparenta.
La vocación musical de Laura Marling parece que se explica de forma eviente si decimos que su madre es profesora de música y su padre un aristócrata que decidió montar un famososo estudio de grabación por el que pasaron algunas de las grandes bandas británicas, en la ciudad en la que residían. La jovencita Laura , estaba acostumbrada a asistir a grabaciones de discos al lado de su propia casa. Seguramente eso facilite las cosas a la hora de formase una personalidad creativa musical. En lo personal, la sensación que nos genera es la de ser un espíritu esquivo e introspectivo. Y en la medida que eso funciona y ella crea en esas condiciones, sus canciones son mejores.
Xenia Rubinos, latinidad femenina contemporánea.
En muchas ocasiones la biografía es suficiente explicación para entender la propuesta musical de una artista. Xenia Rubinos tiene 33 años, vive en Brooklyn, madre puertorriqueña y padre cubano y estudió jazz en la escuela musical más prestigiosa del mundo, el Berklee College of Music. Exactamente eso y algunas cosas más es lo que encontramos en su música. Su disco de 2016 Black Terry Cat nos sigue pareciendo una de las colecciones de canciones menos convencionales y más estimulantes de los últimos tiempos dentro de lo la música urbana contemporánea. Una Björk con sangre latina hemos leído por ahí. Pues bastante más que eso nos parece a nosotros, pero bueno, aceptamos barco a modo de orientación. Vemos en ella bastante de la última Erykah Badú o de la propia Neneh Cherry, pero con ascendencia latina. Casi nada.
«Todavía estoy encontrando mi propio espacio y mi propio sentido de ser en los Estados Unidos. En el disco me hago preguntas acerca de cómo me siento, de quién soy yo. Cosas acerca de cómo me siento en este país siendo latina pero también americana». Como muestran estas palabras, el orgullo racial y de género es algo siempre presente en las canciones de la Rubinos.
El músico que la acompaña habitualmente, que en la canción lleva una camiseta de Guadalupe Plata, nos hemos enterado recientemente que es el productor del disco de nuestros admirados murcianos Crudo Pimento. Sin duda una de las artistas de las que más andamos esperando su próximo paso musical. Tremendo este «Cherry Tree» con el que os dejamos.
ILe, puertorriqueña haciendo música latina (pero no la que estás pensando).
Ileana Mercedes Cabra Joglar va a cumplir 30 años y lleva desde los 16 encima de los escenarios, tanto en solitario como acompañando en las giras a sus hermanos René y Eduardo, Residente y Visitante, es decir Calle 13. En los conciertos de estos, además de coros, solía cantar algún tema en solitario. A los 18 años ya abrió en solitario una actuación de Calle 13 en una gala de los Grammy y en 2017 obtuvo ese mismo premio por su primer álbum en solitario (Ilevitable) en la categoría de mejor a latino de rock, música urbana, alternativa.
Todas estas informaciones seguramente os estén despistando si no conocéis la música de ILe: ni se parece a Calle 13, ni es rock, ni música urbana ni alternativa. El único adjetivo aplicable es el de “latina”. Y teniendo en cuenta que es una joven puertorriqueña pues por latino os saldrá en vuestra cabeza un rollo tipo 40 principales, Cadena 100 o ese tipo de cosas. No, ILe hace música latina de la de siempre: boleros, mambos, boogaloos, cha cha chas, etc. Eso sí, con sensibilidad, letras y sonido contemporáneo. Quizá ese interés por esos géneros le venga de su abuela, cantante y compositora de la que rescató un par de composiciones para su primer disco.
Desde que escuchamos a ILe por primera vez, sufrimos una especie de encantamiento que no sabemos si será temporal o permanente. Tiene algo hipnótico. En los comentarios de su tema “Triángulo”, con el que la descubrimos, se repite el “estoy obsesionado con esta canción”. No lo hemos escrito nosotros, pero podría ser. Su aspecto dulce y juvenil contrasta con lo directo y explícito en muchas ocasiones de sus letras. Es clara y contundente.
Como muchas de las presentes en este artículo en su música y sus letras se muestra claramente una postura feminista, que ella misma reconoce en alguna entrevista que hemos leído. Y un claro ejemplo es este tremendo bolero adelanto de su nuevo disco, en el que habla por boca que una mujer maltratada.
Le Parody, yo me lo guiso, yo me lo como.
Sole Parody es una italo-andaluza de 34 años, licenciada en Bellas Artes que deslumbró en 2015 con su primer disco Hondo, una amalgama de loops que mezclaba la electrónica, con el el folclore, el trance o el pop más o menos oscuro. Original, fresco, diferente y sorprendente. Forma parte de una nueva generación de one man bands (woman en este caso) que en vez de rodearse de instrumentos en cada una de las partes de su cuerpo, han aprovechado las posibilidades de la electrónica y de los loops, para desarrollar toda su creatividad y talento musical. Es una Juana Palomo. Así sale a sus conciertos: con su teclado, sus aparatejos electrónicos y su voz mientras nos deja ver cómo va construyendo sus canciones.
En una entrevista del año 2015 decía: Llevo mucho tiempo esperando a ver qué hace gente como Soleá Morente, por ejemplo. Ojalá que pase algo como lo que sucedió en Sevilla en los años 70 con Smash, Triana, Veneno y ese tipo de grupos de “flamenco progresivo”. Hay veces que me siento un poco sola, y echo de menos que haya más ruido con este tipo de propuestas, no tanto por mí, sino porque creo que da mayor pluralidad a un tipo de música híbrida, que unifica escenas, tradiciones y tendencias. Pues 4 años después nos da la sensación que tenemos varias propuestas en esa línea que unifican tradiciones y tendencias de la música andaluza con géneros y músicas más contemporáneas. Nuestra siguiente protagonista podría ser un ejemplo.
Sole, como alguna de las aquí presentes, combina su trabajo musical con la escritura (ha ganado algún premio de poesía) y con trabajos y exposiciones como fotógrafa. En breve tendremos nuevo disco de su parte.
Rocío Márquez, presente y futuro del flamenco.
A sus 33 años, la onubense se ha convertido en la voz más importante del flamenco actual (sin especificación de género) y todo parece que lo será del futuro. Y lo más sorprendente es que hay un consenso bastante generalizado en esta opinión, a pesar de que alguno de los calificativos más certeros para su trabajo musical son la audacia, la experimentación, la valentía y la permanente búsqueda de nuevos caminos y sonoridades, cualidades no siempre muy valoradas desde ciertos ámbitos del mundo flamenco. Probablemente su sobrado y demostrado conocimiento flamenco haga que las críticas de los puristas no sean tan abundantes como con otros cantaores . Aunque las tiene, mirad si no algunas de las cosas que decían de ella en El Correo de Andalucía hace escasas semanas en un artículo titulado “Rocío Márquez y el feminijondismo”:
“A Rocío Márquez, la cantante de Huelva -aflamencada, eso sí-, le parece que destacar la sensualidad de la mujer en el cante y la fuerza del hombre, es machismo. Esta mujer ve machistas por todas partes. Y talibanes también. Tiene una voz dulce, melódica, poco flamenca y, sobre todo, sin enjundia, pero es la artista más entrevistada de España. Y en cada entrevista, no sé si de manera pactada o no, habla del machismo flamenco, como si no pudiera hablar de otras cosas.
Es inteligente, sin duda, porque tiene que vender lo único que puede vender: solo dulces melodías aflamencadas y tiernas como el cabello de ángel. Pero en esas entrevistas la siguen llamando cantaora. No, cantaoras son María Terremoto o Antonia Contreras. Ella es una cantante que en su día cantó flamenco, hasta que vio que no avanzaba por el camino de la jondura y decidió dar el volantazo. Ahora canta sin enjundia ninguna y encima se atreve a dar lecciones de machismo flamenco. Eso sin investigar lo más mínimo, aunque se haya ido al Jueves para hacer su nuevo disco.”
Permitídmelo, hay que ser imbécil para escribir estas cosas. Purismo flamenco y machismo juntos, una combinación explosiva. ¿A qué viene tanta inquina? Pues a haber sacado dos discos de flamenco sin guitarra, a experimentar con nuevos timbres y sonoridades, a cantar letras de gente no flamenca, a no tener una voz rasgada y profunda sino fina y limpia, a cantar palos poco habituales o a ser “marchenera”, entre otras cosas.
Como sucede con muchas de nuestras músicas, los logros de Rocío a su edad son extraordinarios: Lampara Minera en 2008, y otros cuatro premios en el festival, Giraldillo a la Innovación de la Bienal de Sevilla y Premio Coups de Coeur de la Academia de Charles Cros (Francia). Es doctora cum laude por la Universidad de Sevilla con su tesis sobre “Técnica Vocal en el Flamenco”, es docente en el Máster Interuniversitario en Investigación y Análisis del Flamenco, conferenciante sobre la voz flamenca y ha publicado 6 discos, muchos de ellos convertidos en referentes del flamenco actual.
Ya que hemos puesto las palabras de alguien hablando mal de ella, demoslé la oportunidad de defenderse. Esto dijo en una entrevista en El País:
“Solo me interesan las opiniones constructivas. Yo creo que hay que partir de lo clásico, pero sin limitaciones. No he vivido una guerra, no he pasado hambre, he ido a la universidad y a mis amigos les gusta Extremoduro. No puedo ser igual que los de antes. La tradición debe vivir en el presente. En el siglo XVIII ya existía el debate sobre la pureza y aquellos que entonces no eran académicos y traicionaban la tradición hoy son nuestros referentes. Quizá reproducir sin más el pasado solo es ofrecer algo sin vida. Y lo que no está vivo, está muerto”.
Hollie Cook, de la cuna del punk-reggae.
Como sucede con otras artistas aquí presentes los antecedentes familiares también marcan la propuesta musical de Hollie Cook. Su padre es Peter Cook, batería de los Sex Pistols y su madre fue corista con Culture Club y Boy George. Lo evidente sería pensar que de ahí no iba a salir una de las más interesantes cantantes de reggae del panorama actual, pero la proximidad del punk y la música jamaicana es de sobra conocida, así que tampoco hay que sorprenderse. El pedigree se completa si os decimos que formó parte del regreso de The Slits, la banda femenina icónica del punk reggae. Tiene 3 discos publicados, del que os recomendamos especialmente Twice, siempre moviéndose en los terrenos musicales de un rocksteady o un lover’s rock de sonido más contemporáneo al que ella denomina “tropical pop”.
Nikki Hill, ¿it’s only rock and roll?.
Pues no, no sólo. La voz de Nikki Hill te trae a la cabeza a las grandes voces femeninas del rock and roll, pero también a las del soul, las del blues y las del rythmn and blues, desde Sister Rosetta hasta Janis, pasando por Tina Turner o Etta James entre muchas otras.
No hay mucha información biográfica disponible sobre ella más allá de que nació en Carolina del Norte y, como otras muchas, empezó cantando en coro de la iglesia. Ni siquiera hay fecha de nacimiento, pero vamos a suponer que Nikki entra dentro de nuestro límite de edad, porque nos apetecía un poco de rock and roll en nuestra selección y los discos de Nikki nos gustan mucho.
Para terminar, antes de que volvamos con la segunda parte (ya veremos cuando), os dejamos con unas palabras de la propia Nikki para una entrevista en Mondosonoro y que vienen al pelo en este “jóvenes, solas, poderosas”:
«La igualdad aún no existe en la música. Las mujeres están muy pocorepresentadas en la prensa, en la radio o en los puestos de cabeza de cartel delos festivales. A eso añade ser una mujer negra. Estamos lejos de la igualdad.Eso no hace imposible dedicarse al mundo de la música, pero lo dificultamucho. No pierdo la esperanza de ver un verdadero cambio en cuestiones de igualdad”.