Jose Luis Santiago.
Recuerdo que detestaba el acordeón. Su sonido me resultaba desagradable e incómodo y tenía unas connotaciones que rechazaba. Estoy hablando de hace bastantes años, en la adolescencia, cuando prácticamente todo lo que no tuviese unas guitarras potentes y bien distorsionadas no merecía mi atención. No ayudaba mucho en mi poca estima hacia el instrumento que lo tenía asociado a un folclore antiguo y rancio y que su intérprete más famosa era María Jesús (y su acordeón, claro).
No tengo demasiado claro cuando empezaron a cambiar las cosas. Creo que dos o tres discos de artistas que van a aparecer a continuación y el progresivo interés en otro tipo de músicas fueron modificando mi perspectiva. No es que se haya convertido en mi instrumento favorito, pero me gusta mucho y creo que su sonido tiene la capacidad de generar determinadas sensaciones y atmósferas a los que ningún otro instrumento puede llegar. Es único y singular.
El acordeón es un instrumento totalmente vinculado al folclore de distintas partes del mundo, sobre todo a algunas zonas de Europa y de Latinoamérica, como iremos viendo. Seguramente por ello, ha sido un instrumento marginado e incluso detestado dentro del rock & roll y cuando se ha utilizado ha sido generalmente desde los ámbitos del folk-rock o del rock de la frontera mexicoestadounidense. Y ya que estamos en ello, pues vamos a tirar de clásico: Bob Dylan por partida doble (en solitario y componiendo para The Band).
En esa misma línea aparecen los R.E.M. más folkies y una banda más contemporánea, pero que se mueve por esos terrenos, llamados The Decemberist. En ambos casos el acordeón (y es una de sus mejores habilidades) aporta cierto aire melancólico y campestre/rural a las canciones.
Hay otro subgénero (si es que llega a esa categoría) dentro del rock que también ha tirado bastante de acordeón, probablemente por influencia irlandesa: el rock etílico. Y en las tres fases del proceso. Tanto en el momento del bebercio y del subidón, como en el de la borrachera y el de la posterior resaca tanto física como emocional. Para lo primero tiramos de banda contemporánea, The Felice Brothers y nos ponemos a beber cerveza con rapidez. En el momento de apogeo de la borrachera cogemos un acordeón, que por supuesto somos incapaces de tocar adecuadamente, y nos sale «Bugs», de Perl Jam. Al día siguiente, cuando nos levantamos, la cabeza nos estalla, no nos acordamos de lo que hicimos (o si, no se lo que es peor) y notamos el suelo frío bajo nuestros pies con la maravillosa “Cold cold ground” de Tom Waits.
Posteriormente daremos otra vuelta por el rock, pero vamos a cambiar de género y de continente. Si pensamos en Europa y en el acordeón (y logramos quitarnos de la cabeza a la señora María Jesús) probablemente hay dos imágenes icónicas: la primera será algún acordeonista en un bohemio bulevar parisino y la segunda es la de algún alemán con calzones cortos con tirantes, paseándose entre las mesas de alguna fiesta de la cerveza mientras bebemos y comemos enormes salchichas. La segunda de esas imágenes la vamos a obviar, pero tratándose del acordeón no nos queda otra que visitar a nuestros vecinos del norte, prometiendo que no os vamos a poner la banda sonora de Amelie, pero sí una canción de su compositor, Yann Tiersen, un “in crescendo” llamado Le Banquet.
Otro virtuoso del instrumento, como Yann Tiersen, y también francés, es el que está considerado como uno de los mejores intérpretes del instrumento. Richard Galliano tocó como primer solista de bandoneón en la orquesta de Piazzolla y ha sido uno de los poco acordeonistas que ha logrado llevar su instrumento a los territorios del jazz, tocando entre otros con gente como Wynton Marsalis. Difícil que encontremos una currículum más impresionante en este artículo.
Aunque ya se encuentra extendida por todo el mundo, una de la músicas en las que el acordeón es un elemento imprescindible tiene su origen en la Europa del este, más concretamente en las comunidades judías de esta zona: es lo que se conoce como música klezmer. Inicialmente se trataba de música para bailes, bodas y celebraciones pero acabó finalmente consolidándose como un género propio, tal y como demuestran los siguientes ejemplos. Os dejamos primero con los polacos Kroke y con una de las melodías de acordeón que más clavada tenemos en nuestra memoria musical.
Si hasta ahora nuestro acordeón ha aparecido asociado con ciertas emociones de aire melancólico en los próximos dos ejemplos descubrimos que el instrumento tiene también un fuerte carácter “verbenero” y festivo, que le hace protagonista también en otros estilos. Como hemos dicho, la música klezmer, aunque nos haga viajar al este de Europa, ya no es exclusiva de esa zona y encontramos bandas que la practican por toda Europa, en muchas ocasiones mezclada con la música balcánica (es difícil a veces establecer la diferencia). Así que os dejamos con una banda de Barcelona y otra afincada en el Reino Unido, con el acordeón como elemento fundamental.
Luego volvemos a Europa, pero vamos a saltar de nuevo al continente americano para comprobar que una de las zonas de mayor presencia del instrumento es en México, Texas y la frontera entre ambos. Quizá el instrumento acompañe como pocos la intensidad musical de la zona, tanto en cuestiones de desgarro, como en sonoridades más festivas. Aquí tienen que aparecer unos favoritísimos personales y seguramente la banda que de rock que mejor encarna el espíritu musical de esa frontera: Los Lobos. En este caso con una canción que cae más del lado mexicano que del lado norteamericano de la línea. Otra de las bandas protagonista en esa frontera, del lado mexicano de la misma, son sin duda Los Tigres del Norte y sus polémicos y archifamosos narcocorridos. Cómo no, una narcotraficante es la protagonista de su canción, con un vídeo ambientado supuestamente en Pamplona, con un tigre corriendo por sus calles. Una auténtica horterada con 80 millones de visitas en Youtube, seguramente más que todos los vídeos de este artículo juntos. Para que veáis lo que son las cosas. Continuamos con el espíritu festivo y verbenero de nuestro instrumento.
Una de las acordeonistas más famosas en México y seguramente en todo el mundo latino, sea Julieta Venegas. En algún otro artículo de Tonosone ya hemos contado que tuvimos una relación de enamoramiento y desengaño con ella. La canción que os dejamos corresponde a la primera época, de hecho es de su primer disco. Seguramente Julieta sea una de las principales causantes de nuestro cambio de percepción con respecto al instrumento. Cosas de los amores musicales de la pos-adolescencia.
Si seguimos bajando por Centroamérica y Sudamérica la cantidad de géneros más o menos vinculados al folclore en los que el acordeón es un instrumento habitual se multiplica. No os preocupéis que solo vamos a quedarnos con dos: la cumbia y el forró brasileño. Al tango no vamos a llegar porque algún musicólogo nos va a decir (y probablemente con razón) que el bandoneón no es un acordeón y no queremos polémicas con ningún argentino. Respecto a la cumbia, lo mejor es que os leáis el estupendo repaso al género que le hizo Fernando Fernández en dos artículos previos de Tonosone. Allí veréis y escucharéis acordeones a manta.
El acordeón es el absoluto protagonista en el forró. El forró es una música (y una danza) muy popular en el nordeste brasileño (especialmente en el interior), pero que en los últimos años ha alcanzado gran popularidad en todo el país y en otras partes del continente. Junto con la cumbia y otros estilos sudamericanos el acordeón tiene en ellos un carácter claramente popular y en ocasiones (como en el forró) bastante verbenero. Quizá tenga algo que ver en este caso las influencias en Brasil de la música portuguesa. No os vamos a decir nada al respecto, pero el que se atreva, que investigue sobre la música “pimba” en Portugal. Avisados quedáis.
Hay una banda en España con un cantante acordeonista que probablemente haya tocado casi todos los géneros folclóricos sudamericanos. Son nuestros adorados Dusminguet y la banda que surgió tras la muerte de su bajista, La Troba Kung Fu. Seguramente ellos, junto con Julieta Venegas, son dos de los máximos causantes de nuestro cambio de percepción respecto al instrumento. Aunque somos más de Dusminguet, vamos a dejaros, esta vez sí, con la cumbia que os hemos negado antes, tocada en un directo en una tele holandesa.
Abandonemos un rato el folclore y vamos a volver al pop. Tampoco nuestro instrumento ha sido especialmente exhibido dentro de este género musical y si algunos grupos lo han hecho, se debe principalmente a alguna de las siguientes motivaciones:
– Aproximar el sonido pop a las músicas del mundo por la vía del folclore (una vez más). Para ello os dejamos a un maestro en esas lides como es Paul Simon.
– Buscar sonoridades y colores variados en tú música por la vía de añadir timbres diferentes en la instrumentación de la banda. Y eso lo han hecho siempre muy bien Beirut (y no solo con el acordeón).
– El postureo, hacerte el guay y el diferente, sobe todo en las actuaciones en directo ante tu público indie. Y eso lo dominan muy bien los Arcade Fire. Porque la verdad que al menos en esta actuación con la que os dejamos, el sonido del acordeón está completamente sepultado por los demás.
Algunas bandas de espíritu punk también se han aproximado a distintos estilos de raíz tradicional. Especialmente el punk más pachanguero o “manonegrero”. Una de las bandas actuales que más encajan en este perfil son Gogol Bordello. Afincados en Nueva York, pero con miembros de multitud de nacionalidades, el folclore (sobre todo el balcánico) está muy presente en su música. Y claro, el acordeón también.
Al comienzo del artículo ya habíamos hablado del rock borracho y su influencia irlandesa como campo de trabajo para el acordeón. Así que vamos a acabar por las islas británicas y empezamos con los más borrachos de la clase, The Pogues. En su mezcla de punk, música tradicional anglo-irlandesa y “etilismo” el acordeón tenía un papel esencial como podemos ver en su conocidísima «Sally MacLennnane».
Pero para no acabar con el pedo en todo lo alto, volvemos de nuevo al folclore y os dejamos con uno de los principales interpretes de acordeón en las islas británicas, Andy Cutting. Guitarrita, violín y acordeón para finalizar relajadamente la cosa.
¿A que ya os habías olvidado de María Jesús?
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