Fernando Fernández @mr_nandonandez
Cerraba la primera parte del artículo (https://tonosone.com/articulos/cumbia-para-todos/) con Rolando Bruno, un bonaerense que recoge la tradición de la chicha peruana actualizándola de una manera muy personal así que me parece muy pertinente comenzar esta segunda entrega también en Argentina y su extensa tradición cumbiera.
Los Wawancó son considerados como la banda fundacional de la cumbia en Argentina. En realidad en su formación, de más de 60 años de trayectoria, hay miembros procedentes de multitud de los países hispanoamericanos pero el origen de la orquesta es la ciudad de La Plata. Su influencia en toda América es importantísima hasta la actualidad.
Seguimos con La Delio Valdez, una banda argentina que recoge la tradición de las grandes orquestas de cumbia colombianas de mediados del siglo pasado y suenan francamente bien. Como signo de los tiempos que corren podemos añadir que su cantante colombiana, Ivonne Guzmán, saltó a la popularidad al ganar uno de esos primeros horrendos talent shows musicales que llevamos padeciendo desde hace dos décadas. Quizá no esté todo perdido.
De las variedades originarias de Argentina la más popular es la cumbia villera, que nace en las denominadas “villas miseria” del extrarradio de Buenos Aires en las que se concentra población migrante y cuyas letras hablan sobre la compleja vida cotidiana en estos barrios marginales (delincuencia, alcohol, drogas, fútbol, etc.). Yerba Brava publicaron en 1999 su disco “Cumbia Villera” y el término se adoptó como denominación habitual para este tipo de música. Damas Gratis, con Pablo Lescano al frente, es otra de las bandas fundamentales en el género.
Tomando como referencia este estilo surgieron bandas que le dieron una vuelta fusionándolo con otros sonidos provenientes de otros ámbitos socioculturales. Una de mis favoritas son las Kumbia Queers, que nacieron como una banda de versiones de clásicos del punk rock en clave cumbiera y que no tardaron en desarrollar material original alcanzando rápidamente el favor del público y crítica gracias a su tono ácido y reivindicativo.
Mursego, nombre artístico de Maite Arroitajauregi, es una de las propuestas musicales más interesantes e innovadoras que hayan aparecido últimamente por aquí. Esta solista acompaña su cello con diversos cachivaches en unas canciones bellísimas cantadas en su mayoría en euskera que cautivan desde la primera escucha. En su tercer disco encontramos esta “Cumbia villera de la ciudad armera”.
Si me paro a pensarlo un poco La Yegros es la responsable de que yo me encuentra ahora mismo escribiendo este artículo. La primera vez que escuché “Trocitos de madera”, inspirada en un hecho “real” publicado en la prensa latinoamericana, me quedé totalmente enganchado a su sonido y me llevó a buscar artistas similares. Cumbia, electrónica, psicodelia, chamamé (típico del noreste argentino), hip hop, etc. se funden con una naturalidad asombrosa en su música.
En Chile también existen numerosos artistas que se acercan de un modo u otro a la cumbia. Dentro de todos ellos hay que hacer mención especial a La Cumbia de Patricio Cobarde, y en concreto a esta genialidad.
Mon Laferte es una cantante y compositora chilena afincada en México que, como la vocalista de La Delio Valdez, alcanzó la popularidad tras participar en un talent show. Su sonido fluctúa con total solvencia entre el pop latino más comercial y el indie rock, pero también últimamente lo ha intentado con la cumbia acompañada de un colombiano archifamoso que no necesita presentación.
Chico Trujillo es otra de las bandas fundamentales de la escena chilena. Liderada por Aldo Asenjo en su propuesta la cumbia se mezcla tanto con el ska o el reggae -como ya hemos visto en otros grupos- pero también con géneros más melódicos y románticos como el bolero, algo menos habitual.
https://www.youtube.com/watch?v=6G3ahdw5Y7g
Antes os hablaba de la gran influencia de Los Wawancó en toda Latinoamérica y ahora nos encontramos con una de las bandas más importantes de la nueva cumbia que toma su nombre de uno de sus éxitos, Villa Cariño. Estos chilenos introducen en los ritmos tropicales más clásicos elementos propios del ska, el rock o el funk con un tono alegre y festivo que les han llevado a obtener un gran éxito en su país.
Los ovetenses Alberto & García son son una de las bandas más interesantes que hayan aparecido en nuestro país en los últimos años. Su mirada hacia el folclore sudamericano desde la óptica del pop rock es evidente en sus tres discos y en el último se han hecho acompañar de la chilena Soledad Vélez en esta fantástica “Reina de la Selva”.
En Londres encontramos a Malphino, un colectivo de músicos que provienen de Japón, Malasia, Colombia, Francia, Reino Unido y Filipinas aunque como grupo afirman que provienen de una isla tropical imaginaria llamada República de Malphino. A pesar de tener varios años de trayectoria no ha sido hasta ahora cuando han publicado su primer LP -tenían un EP anterior con el genial título “La Lava del Gabacho”- en el que recogen los sonidos provenientes de la cumbia, la chicha, la rumba cubana e incluso con guiños a folclore oriental que sirven como banda sonora musical de su particular isla “natal”.
En los últimos años, como ya comentaba en la primera parte del artículo, asistimos a una revitalización de la cumbia y una de sus vertientes fundamentales es la que la lleva a las pistas de baile a través de la fusión con la electrónica y el hip hop. A continuación recopilo algunas de las propuestas más interesantes en este sentido.
King Coya es el alter ego “cumbiatrónico” de Gaby Kerpel, músico y productor argentino con una dilatada carrera musical que en los últimos tiempos ha desarrollado un proyecto en el que fusiona la cumbia clásica con la electrónica, el dub, etc.
https://www.youtube.com/watch?v=ugc7mHtn8aA
En Colombia hay una gran cantidad de artistas trabajando este tipo de fusión y consiguiendo una gran proyección internacional. Entre ellos podemos destacar a Systema Solar, Chocquib Town, Jiggy Drama o los ya internacionalmente ya Bomba Estéreo se mueven más en la línea del hip hop, el raggamuffin y el dancehall.
Camilo Lara, a través de su proyecto Instituto Mexicano del Sonido, busca revisitar las raíces del folclore y la cultura del país y darles un nuevo vuelo a través de diversos sonidos e instrumentaciones llevándolos a terrenos tan diversos como el rock o las pistas de baile . Su apuesta le ha valido un gran reconocimiento internacional. Últimamente ha participado como supervisor musical en la película “Coco” además de aportar un tema a la B.S.O.
Después de pasar por diversas bandas, los gallegos Esteban y Manuel que se han juntado para “trapear” la cumbia, darle un toque de verbena y crear lo que ellos llaman “cumbiatune”, además se atreven a hacerlo en gallego. Puede parecer una gilipollez pero yo los vi en directo en el último festival Monkey Week y os garantizo que van muy en serio, y de paso montan una fiesta estupenda.
No voy a descubrir a estas alturas quiénes son Calle 13 pero sí hay que decir que estos portorriqueños han sido de los que mejor han entendido el concepto de fusión en el siglo XXI y, cómo no, también lo han hecho con la cumbia.
En una línea similar se mueven los madrileños Tremenda Jauría que apuestan por trasladar sus letras cargadas de compromiso social y político a través de ritmos latinos cuyos mensajes suelen ir en un sentido contrario. Con las máscaras antigás que han adoptado como seña de identidad se atreven con el reguetón, moombah, merengue y, por supuesto, la cumbia. No se les resiste nada.
Este tema ha sido el último que he añadido a nuestro artículo por la sencilla razón de que ha sido el que se ha publicado más recientemente. El asturiano Nacho Vegas incluye en su irregular “Violética” esta fantástica cumbia cargada de crítica social y política llamada “Todos contra el cielo” que automáticamente se ha convertido en una de mis favoritas del álbum.
Quiero terminar este viaje a través de la cumbia con tres joyas que por distintas razones se merecen cerrar el artículo. Una por ser la más loca, la otra por surrealista y pegadiza, y la tercera por ser la primera cumbia que soy consciente de haber escuchado.
La primera de ellas es una de las canciones más conocidas de una de mis debilidades musicales: Los Ganglios. Este trío sueco-extremeño-catalán puede parecer a primera vista una broma, pero detrás de esa primera capa un tanto disparatada se esconde una lucidez y una mala leche en su mensaje como hay pocas en el panorama musical español. Ellos mismos han definido su sonido perfectamente como “techno punk cumbianchero” y una buena muestra de ellos es su homenaje a dos de los grandes divulgadores del mundo animal y ya iconos del siglo XX.
Los guatemaltecos Miseria Cumbia Band son un descubrimiento fruto de la búsqueda de grupos que he hecho para escribir estas líneas. Entre sus canciones encontramos una oda cumbiera a una especialidad culinaria del país que no acierto a saber muy bien qué es, y tampoco tengo muy claro si quiero saberlo: el “Chicharrón con Pelos”. En todo caso hay que advertir que una vez escuchada es casi imposible sacarla de la cabeza, así que anden con cuidado.
Y llegamos a la última que en este caso curiosamente fue la primera, y es que aún recuerdo que esta cumbia era una de las fijas en el repertorio de las orquestas que amenizaban la verbena de la fiestas del pueblo de mis padres en esos agostos de bochorno asfixiante. “La colegiala” es un tema original de Los Ilusionistas de Walter León, pero es la versión del colombiano Rodolfo Aicardi y su Típica, más bailable y tropical, la que se convirtió en un éxito internacional que sonaba -y quizá aún suene- en toda celebración con baile que se preciase. Por otra parte nunca hasta ahora me había parado a escuchar la letra pero me imagino que en la actualidad tendría serias dificultades para ser editada y pinchada en las radios ya que basta con prestarle un poco de atención para adivinar media docena de delitos tipificados en el Código Penal.