FICHA TONOSÓNICA.
- Año: 1999.
- Orden en su discografía: 4º de 6.
- Duración: 10 + pista oculta, 42’46”
- Género: Solo para ver si alguien se pica vamos a decir que flamenco, a secas.
- Créditos: Bajo, Jesús Díaz Benjumea/ cajón billy, Alberto Álvarez Fernández/ guitarra acústica, Julio Revilla/ guitarra flamenca, Manuel Soto Sánchez/ voz y letras, Chico Ocaña/ coros, Rocío Vázquez.
- Productor: Miguel Ángel Caballero
- Canción más favorita hoy: 2. Soleares del tetabrí.
- Canción menos favorita hoy: 4. Pañuelos blancos.
- Canción que represente lo que es el disco: 1. Tu Hielo.
- Canción más inesperada: La pista oculta
- Detalles que me flipan: el “a Bambino, por siempre, en nuestro corazón” (pelos de punta), la intro de guitarra de las Soleares del Tetabrí, el cajón reggae del Rigui Martir, la letra de las primeras bulerías de la pista oculta en torno a “los bancos”, el arrebato final de la pista oculta.
- Frases o datos para tirarte el rollo cuando hables sobre el disco:
- Es el disco más flamenco de los Mártires, realmente estaban “mordiendo el duende” cuando hicieron el disco (hay que decirlo solemne, como si fueses un purista).
- “Y es tu cariño pa mi/ ay como un bote de tetabrí/ que unas veces se abre fácil/ y otras no se quiere abrir” justificaría la carrera entera de muchos que van por ahí de letristas “profundos” (si tenéis alguno en mente al que le tengáis especial tirria, lo citáis y así os quedáis a gusto repartiendo un poco).
- Chico tuvo un proyecto musical con Kiko Veneno, pero no acabó saliendo porque debieron salir “tarifando”. Probablemente demasiado ego creativo junto (el rollo “sálvame” entre estrellas de la canción siempre gusta a la audiencia, aunque no tenga que ver con el disco).
- Cosas que te podrían gustar también y que el algoritmo de Spotify quizá no te sugiera: El Tío Carlos de El Tío Carlos, Tiempo al tiempo de Los Activos, Gertrudis de Gertrudis.
Para explicar por qué en el Mordiendo el Duende los Mártires se encontraban en estado de gracia, lo más sencillo sería poner “Tu hielo” y que la canción hablase por si misma. Probablemente (y esto es mucho decir) sea la canción más “poderosa” de toda su carrera. Pero para mi, el indicador más claro de la inspiración única del disco es que te pongas a hacer una canción sobre el profano y aburrido tema de la búsqueda y las maniobras de aparcamiento y no solo salgas indemne, sino que te quede una divertidísima canción que ya es un clásico del flamenco-funk. A los desamores es fácil cantarlos, es lo que hace todo el mundo. Pero ponte a hacerle una letra yo que sé, a limpiar boquerones o a coserte el agujero de bolsillo del pantalón y que encima te quede bien. Eso solo está reservado para los grandes.
Yo llegué a los Mártires con este disco. Estaba en mi época de fusiones y mestizajes por un lado y por otro andaba con mis primeros contactos con el flamenco, del que me surtía pillándole Cds a mi hermana cuando iba a su casa. Así que supongo que llegó en el momento justo, aunque si soy sincero en mis primeras escuchas creo que pensaba que el inicio del disco quizá era demasiado flamenco y tranquilo (cosas de la inconsciente juventud). Quizá aquellos que viniesen de sus tres discos anteriores (a los que yo llegué después) también pensaran lo mismo. Había un cambio evidente: menos rumbita-fusión y más flamenco, especialmente en los cuatro temas iniciales del disco (y en la sorpresa final).
Ese sonido “más flamenco” era evidente, también en la producción del disco y en otro detalle trascendental como era la desaparición de las percusiones africanas que Sidi Samb había puesto en los discos anteriores de la banda. Ahora ya solo el cajón. Lo de “solo” es un decir porque lo de Alberto Álvarez, tanto en los discos, como sobre todo en los directos siempre ha sido algo estratosférico. Viendo como habían evolucionado las cosas, durante algún tiempo pensé que la evolución lógica de los Mártires les acabaría llevando a hacer un disco todavía más flamenco, pero me equivoqué.
Tampoco es que fuese una idea tan descabellada y menos después de oírles en la (probablemente) mejor pista oculta que yo haya encontrado en un disco. Nada de bromas, cosas raras, pasajes instrumentales o idas de olla que durante un tiempo estuvo de moda meter al final de los Cds. El Mordiendo el Duende no sería lo mismo sin esas bulerías finales que podéis escuchar tras “Por el centro”. Sería un buen y cortito disco. Pero es que ese final es justo el remate que necesita. Primero unas bulerías más fiesteras, con más “guasa”. Luego un silencio y un segundo remate más intenso y desgarrado, como si hubiesen seguido cantando y hubiese ido subiendo la intensidad (y la borrachera). Apuesto que lo que finalmente va en el disco es solo una parte pequeña de una fiesta por bulerías más amplia que se debió grabar en el estudio y de la que solo se seleccionaron esas partes.
Ni Chico Ocaña es un cantaor, ni los Mártires un conjunto flamenco, pero siempre he pensado que el flamenco necesitaría más letristas como él. Letras sobre los problemas y los disfrutes de la vida actual por bulerías, alegrías o fandangos. Gente que cantase a buscar aparcamiento con el coche, no al llevar el carro con los mulos, a los que cruzan el Estrecho, no a los que atraviesan Doñana para ir al Rocío. Letras y sensibilidades de hoy, no de 50 años antes. Para lo segundo, que también es necesario, hay ya muchos cantaores y cantaoras.
De todas formas aún no hemos dicho nada lo más importante del disco, algo que algunos deberemos agradecer a los Mártires toda la vida y es el habernos preguntado “¿y quién es ese Bambino?”
Jose Luis Santiago.