FICHA TONOSÓNICA.
- Año: 1989.
- Orden en su discografía: 2º de 7 (sí, han sacado unos cuantos desde su vuelta).
- Duración: 15 canciones, 38’45”.
- Género: rock alternativo, indie rock, con ramalazos punk, pop y noise.
- Créditos: Black Francis, voz y guitarra rítmica/ Kim Deal, bajo, voz y guitarra en Silver/ Joey Santiago, guitarra y voz/ Dave Lovering, batería, voz en La La Love You y bajo en Silver/ Cuarteto de cuerdas en Monkey Gone To Heaven.
- Productor: Gil Norton.
- Canción más favorita hoy: 13.Hey.
- Canción menos favorita hoy: 12.There Goes My Gun.
- Canción que represente lo que es el disco: 3. Wave of Mutilation.
- Canción más inesperada: 5.Here Comes Your Man.
- Detalles que me flipan: el comiendo de Hey, hasta que entra la guitarra. Black Francis gritanto “taaaaaame” como un energúmeno al final de Tame con los coritos de Kim Deal. El momento “He’s got friends like Paco, Pico, Piedra” en Crackity Jones. La secuencia de los dos silbiditos y el “yeaaaahh” sensual que se repite a lo largo de La La Love You. La voz doblada de Kim Deal con falsete en Silver.
- Frases o datos para tirarte el rollo cuando hables sobre el disco:
- Debaser está inspirada en Un perro andaluz, de Buñuel. Black Francis grita “I am un chien andalusia” durante toda la canción (es algo conocido, pero quizá en el grupo de tertulia en torno al disco haya alguien que todavía no lo sepa. Nunca hay que desaprovechar la oportunidad para demostrar tu erudición).
- Kurt Kobain amaba a los Pixies, de hecho para el In Utero eligieron a Steve Albini como productor porque había sido el del Surfer Rosa (decir cosas de Kurt Cobain y de Nirvana es algo que siempre suele gustar a la audiencia).
- Sin Kim Deal no molan ni la mitad (esto es un clásico de la pose indie, desprestigiar la nueva etapa del grupo por ausencia de uno de sus miembros. El que falte siempre será el que más molaba. En este caso además es que llevarías parte de razón).
- En la grabación y gira de este disco fue cuando Kim Deal y Black Francis empezaron a no soportarse (un poco de “Sálvame” siempre gusta aunque la gente diga que no).
- La demo del disco se llamaba Whore (Puta), pero al final le cambiaron el nombre (tras eso puedes hacer un chascarrillo como “se lo dejaron libre a Zahara”).
- Cosas que te podrían gustar también y que el algortimo de Spotify quizá no te sugiera:
- My Pain and Sadness is More Sad and Painful Than Yours de Mclusky, Last Splash de The Breeders y algunas cosas de Built To Spill.
Recuerdo perfectamente una de las ideas que me rondaba la cabeza en mis primeros contactos con los Pixies, que si me dijesen que era una banda formada por cuatro usuarios de un hospital psiquiátrico, me encajaría perfectamente. Lo mantengo, pero es verdad que después de tantos años acabé asimilando esa cierta locura delirante que tiene el disco de una manera más convencional. Podría haber escogido también para esta sección el Surfer Rosa, en cierto sentido más loco aún y que en algunas cosas incluso me gusta más, pero el Doolittle me parece un pelín más redondo y menos desigual.
Cuando llegué a los Pixies ya había sido grunge y dejado de serlo. Estudiaba Comunicación Audiovisual en la Complutense, así que estaba rodeado de indies y “modernos”. Era inevitable el encuentro, pero es verdad que lo estuve esquivando bastante tiempo para vivir rodeado de fanáticos del grupo. Me sorprendía que algunas de las bandas del grunge les nombrasen como inspiración y referencia clara, especialmente Kurt Cobain y Nirvana. Por aquel entonces no veía la conexión sonora de forma clara. Es cierto que los Pixies nunca fueron un grupo grunge y que su sonido realmente no tenía una continuación clara en el del movimiento, pero hay cierta fiereza y desgarro combinado con un espíritu melódico pop (presente por supuesto en el Doolittle) que si que heredaron algunas bandas de Seattle y aledaños. Cambiaron, eso sí, el surrealismo pixiano por la angustia existencial y añadieron guitarras en ocasiones un poco más metaleras que las ruidistas de los Pixies. Lo que no se le puede negar, especialmente al Surfer Rosa y al Doolittle es haber ejercido de bisagra entre los 80 y la explosión rock de los 90 (papel en el también trabajaron a su manera Sonic Youth).
Entre las cosas que marcan el disco está la contrucción en torno al contraste ruido-calma- ruido, calma-explosión-calma o melodía-ruido-melodía. Algo que, por cierto, también también explotó mucho el rock de principios de los 90. El ruido y la descarga punk parece más poderosas tras la calma y las melodías parecen más pop tras un intervalo de “ruido” más no menos controlado. Así va funcionando el disco, formando contrastes entre los temas o dentro de ellos. Veamos.
La canción más insospechada del disco, esa canción pop perfecta y redonda de estructura clásica que es Here Comes Your Man, está en medio de dos de las canciones más ruidistas (más Sonic Youth por así decirlo) y más angulosas del disco como son I Bleed y Dead. Tras Dead bajan revoluciones y se van a un tema más “reposado” como Monkey Gone to Heaven para inmediatamente arrancar con los tres minutos más frenéticos del disco que suman Mr. Grieves y sobre todo Crackity Jones. Y cuando se acaba el punk de esta última pasamos a la feliciana y amorosa La La Love You. Podríamos seguir. A veces no hace falta salir de la canción y esa dinámica de calma-tensión la encontramos dentro de ellas, como por ejemplo en los dos siguiente tema del disco, No. 13 Baby y Hey o la final Gouge Away.
Hay gente que dice que que Kim Deal no es especialmente una buena bajista. Y Dylan no es un buen cantante! Hay gente que confunde el virtusismo y la pericia instrumental o vocal con la capacidad de transmisión. No tengo conocimientos musicales para juzgar si Kim es una buena bajista, pero como oyente me flipa el bajo en este disco. Un bajo con presencia protagonista y retumbante en primer término. Muchas veces sonando en solitario en las canciones, algo poco habitual y que quizá venga por contagio del post-punk ochentero (mirad si no cómo empieza el disco). No me estoy refiriendo tanto a la parte musical como a la parte puramente sonora. De alguna forma escuchamos la presión sobre las cuerdas y no solo el sonido que se obtiene (algo parecido a lo que le pasa al contrabajo). Eso le da tensión al sonido y se la aporta al resto de la banda. Suena poco procesado, primitivo, crudo y un poco salvaje. A veces además es el que marca la melodía en la canción en vez del el ritmo, mientras las afiladas guitarras de Santiago andan haciendo ruido o generando atmósferas por detrás.
A algunos les puede haber llamado la atención ver cómo escogía como “la canción más insospechada del disco” una de las más icónicas, famosas y coreables de los Pixies. Pero es que a nivel sonoro es quizá la canción que menos tiene que ver con el disco en su conjunto. Cuando me he puesto puesto a investigar por curiosidad (investigar=wikipedia), confirmo las sospechas. La canción fue descartada del Come on Pilgrin y del Surfer Rosa porque los productores la consideraban como una anomalía dentro del repertorio de la banda. Como dijo un crítico de la revista Spin era “la canción más accesible jamas hecha por una banda del underground”. No sabemos las razones para incluirla definitivamente en el Doolitle, pero bien está ahí, que le den por culo al conjunto y a la homogeneidad sonora, ¿cómo te vas a cargar ese pelotazo pop dejándolo fuera?
La perfección musical depende de lo que busques o necesites en un momento dado. Hay discos perfectos para conducir, para antes de salir de fiesta, para relajarse, para que suenen mientras limpias la casa, etc. Uno no se pone el Doolittle ni un disco de los Pixies en general para acompañar momentos zen (bueno, quién sabe). Tampoco sería lo ideal si estás atacado de los nervios, porque lo mismo los gritos de Black Francis, las distorsiones y el ruido acaban de rematarte. Pixies y el Doolittle siempre provocan cierta descarga eléctrica. El disco tiene un punto de locura y desbarre divertido. En mi caso fue banda sonora durante algunos años de viajes, fiestas o simples quedadas con los amigos. “Heeeeeeeyyyy” era un grito colectivo de obligado cumplimiento, provocaba euforias momentáneas, subidones colectivos y un poco de cuelgue juvenil despreocupado. Lo mismo que provoca ahora, pero en una persona ya de mediana edad. La mayoría de jovenzuelos, para un poco de cuelgue musical buscan otras cosas, muchas de ellas a ser posible sin guitarras.
Jose Luis Santiago.