Con este título algunos estaréis pensado que en los próximos párrafos os vais a encontrar con interpretaciones musicales bestiales, canciones cañeras o potentes. Que voy a hacer un repaso a un puñado de bandas de metal extremo o quizá que nos os voy a dejar con algunas letras de esas que obligan al “Parental advisory: explicit lyrics”. Pero olvidaos del sentido metafórico del término. El motivo que agrupa en esta ocasión a las canciones que desfilarán por aquí es que los vocalistas (o los coros) en algún momento de la canción hacen el sonido de un animal. Justo lo contrario a lo que hacían los Trotamúsicos.
Las canciones con animales, sobre animales o con referencias a los mismos imaginamos que se contarán por decenas o cientos de miles, pero escasean aquellas en las que los vocalistas deciden dar un paso más allá y meterse en la piel, y en “la voz” de las bestias. Seguramente por el miedo a generar cierta sensación de ridículo. Así que vamos a ladrar, aullar, maullar, cacarear, balar, croar e incluso zumbar.
CÁNIDOS.
Los ladridos del mejor amigo del hombre tenían que ser uno de los sonidos más presentes en el cancionero popular universal. La figura del perro callejero siempre ha estado muy presente en el blues y el rock and roll. Muchos cantantes se veían reflejados en ellos de forma metafórica ya fuese en una especie de visión romantizada de la la libertad o de forma más negativa por el ir dando tumbos y malviviendo buscando cobijo y alimentación donde se podía.
Si pensamos en los canes y en una canción, la primera en venir a la cabeza es el “Hound Dog”. Aunque de forma testimonial y solo en el final de la canción, los primeros sonido animales del artículo tenían que ser los de Big Mama Thornton que lanza más un aullido que un ladrido acompañada por algunos otros miembros de la banda. También al final de la canción aunque de forma más más prolongada empiezan a ladrar Bill Halley y su banda en este otro clásico llamado “Two Hound Dogs”. Los dos perros protagonistas del tema, que “no pueden parar de saltar y bailar el rock and roll aunque no lleven zapatos”, se llaman “Rhythm and Blues”
Ponerse a ladrar como si tuvieses la rabia en una canción debe tener una cierta función liberadora para el ejecutante. Si alguien se ha caracterizado por generar descargas eléctricas catárquicas encima de un escenario ese ha sido Jon Spencer. Lo que pasa que en su canción las cosas se descontrolan más de la cuenta y aparecen animales mutantes como este “perro pollo” que no solo ladra, sino que también cacarea como una gallina. Más calmado es King, el viejo perro del que habla Neil Young en la última canción de la exhibición perruna. El canadiense va más allá en la metamorfosis animal y no solo ladra sino que le vemos olisqueando y olfateando como King. Imaginamos que en su rancho el bueno de Neil tiene algunos canes en los que fijarse para interpretar correctamente su papel.
Un punto más romántico, misterioso y salvaje en la imaginería rockanrollera tienen los lobos. Nosotros mismos en Tonosone dedicamos un par de artículos a “venerables aulladores y aulladoras” hace ya algunos años. Además en este caso no debemos olvidar la capacidad de algunos humanos de metamorfosearse en los días de luna llena, aunque no suela ser con el objetivo de subirse a un escenario. Para eso ya está Warren Zevon que canta (y aulla) por ellos en su “Weresolves of London”.
Aullando empieza su canción Sam The Sham porque anda metido en el papel del lobo de Caperucita Roja, camelándosela para que le deje guiarla y cuidarla en su recorrido hasta la casa de la abuelita atravesando el bosque. Yo de Sam The Sham me fío, del lobo no tanto.
FÉLIDOS.
Los mininos siempre han provocado cierta fascinación en el ser humano. Mientras que a los perros se les considera generalmente de igual a igual, los distantes y menos amigables gatos siempre han sido vistos como seres más misteriosos y poderosos. No hay más que echar un vistazo a mitologías, historias, leyendas y a la ficción literaria y audiovisual en general. ¿Quién no ha pensado observándoles que le gustaría ser uno de ellos? ¿Quien no los ha maldecido alguna vez por alguna de sus trastadas o molestias? Lo segundo fue el origen de la canción de Los Presidentes de los Estados Unidos de América que en realidad motivó este artículo. Quién si no ellos podrían hacer esta maravilla sin parar de maullar en todo el tema. Fabuloso.
Los animales disecados dan mal rollo. Pero si pensamos en un grupo al que le puedan encajar en un videoclip unos cuantos gatos y un leopardo disecado, en una canción que además pretende ser divertida y juguetona y con un cantante que ciertamente tiene cierto aire felino al cantar, The Cure parecen la mejor opción. Como dice uno de los comentarios del vídeo “es como sin Tim Burton hubiese dirigido Los Aristogatos”. Robert Smit se mete en el papel, maulla, hace movimientos gatunos, canta y habla en la letra como portavoz de un grupo de gatos callejeros llamados “The Lovecats”. Y le queda todo mucho mejor que al pobre de Lynn Pratt, cuyos maullidos tienen menos brío que Alex Ubago de bajona.
Terminamos con un “gatoperro” a cargo de Lou Reed. Si en una canción que se llama “Animal Language” no oímos al cantante hacer el sonido animales, no va a ser en ninguna. Aunque he de decir que el bueno de Lou no hace una perfecta imitación vocal tipo Carlos Latre, sino que se marca más bien un Joaquín Reyes (no por el acento manchego).
SIMIOS.
Hacer el mono viene impreso en nuestra propia herencia genética como especie. Todos lo hemos hecho en algún momento de nuestras vidas y los cantantes no iban a ser menos.
Me han entrado ganas de dejaros con la primera referencia que se me venía a la cabeza, el “Baile del Gorila” de Melody. Os ahorro el mal trago, pero os descubro la versión funky setentera del tema a cargo de The Goodies con su correspondiente baile, sorprendentemente parecido al de Melody todo sea dicho.
De pequeños gibones pasamos al más grande e icónico de todos los simios sin movernos del funk, gracias a The Jimmy Castor Bunch. Por si no fuera suficiente con la “imitación” del sonido del enorme gorila , en el minuto 3’25” del vídeo deciden que aparezca el mismísimo King Kong en el plató de Soul Train y a partir de ese momento todo lo que sucede es una bizarra maravilla.
Pero nada tan radicalmente simiesco como Pelomono, banda nacional favoritísima de Tonosone: su nombre, su música, los títulos de sus canciones y las máscaras de mono y gorila con la que salen a sus actuaciones. Con tal acumulación sería extraño que además no nos deleitasen con una colección de chillidos, pero no tanto de simios selváticos sino más bien de una pandilla de monos de Gibraltar dando por saco a los turistas, en este “Mono Rabioso”.
Confirmamos con la última de las canciones que el mundo monil suele mirar bastante hacia la pista de baile. Será porque nuestra conexión anatómica con la especie nos hace más fácil introducir los movimientos simiescos en las coreografías. Solo tenemos la canción, pero viendo los casos anteriores no nos extrañaría que este “Chimpazee” de Count Yates, llevase bailecito incorporado.
AVES DE CORRAL.
Es sorprendente la fijación del funky con el mundo de las aves de corral, más concretamente con pollos y gallinas. Tanto que uno acaba preguntándose el motivo. ¿Alimenticio?. Puede ser, pero apuesto más porque que tiene que ver con que los movimientos y sonidos de las mismas son realmente funkys. Esos andares con movimientos cortos y bruscos encajan perfectamente en una “line dance” de Soul Train. Pero es que incluso el cacareo tiene un aire muy funk y las guitarras son capaces de acercarse mucho al sonido que ejecutan las gallinas. Si pensáis que se me está yendo la olla, empecemos. Vamos con tres temazos de tres bandas referentes del funk: The Meters y su “Chicken Strut”, Sly And The Family Stone y su “Chicken” y finalmente el loco y rosado Rufus Thomas en el Saturday Night Life con su “Do The Funky Chicken”. Si después de estos tres temas seguidos no estáis recorriendo los pasillos de la casa moviéndoos como una gallina, tenéis que pedir consulta en el veterinario.
Otro temón mueve-culos pero cambiando de ave. Aunque en este caso es verdad que el pato que posee a Marsha Gee, especialmente al final de tema, acaba pareciendo más bien el Tio Gilito con unos chupitos de más tras la cena de nochevieja.
OTROS/VARIOS.
Como siempre pasa en esto de la música, hay gente audaz y arriesgada que decide llevar sus propuestas más allá y pierde el pudor imitando sonidos de animales y en vez de hacerlo de uno solo se atreve con varios o con especies insospechadas. Indudablemente el paso siguiente a las mascotas son los animales de la granja: cerdos, vacas, ovejas, etc. Si ellos consiguieron hablar como humanos en Babe, El Cerdito Valiente, habrá que devolverles la jugada en el siguiente trío de canciones.
En el 1:58 del “Chores” de los fantásticos NRBQ la granja se descontrola y aparecen gorrinos, vacas, ovejas, pollos vacas y unos cuantos perros intentando poner orden en la orquesta sin conseguirlo. Parece que hay fiesta en el corral. Sorprendente es el “Animal” de The Tokens, un viaje desde la selva (empezamos con pájaros y elefantes) hasta la granja (con todos sus especímenes) y musicalmente desde los Beatles a los Beach Boys. Acabamos con el Capitán Corazón de Vaca. No es una sorpresa que aparezca por aquí y menos con una canción que se llama “China Pig”. Ya sabéis lo que toca.
Hace poco decíamos en una de nuestras canciones en Facebook, que entendíamos los derroteros de la carrera actual de Nick Cave y que aunque estuviesen muy bien sus discos, echábamos de menos el lado más salvaje que por ejemplo ejercía con Grinderman. Canciones que producían erupciones e inflamaciones internas como picaduras de abeja. A zumbido suena la guitarra de Warren Ellis en este “Honey Bee”, que se le va metiendo por debajo de la ropa a Nick hasta que se pone como loco a zumbar a mitad y final de la canción en el que es probablemente el sonido animal más inesperado del artículo. A no ser que nuestros últimos invitados digan lo contrario.
Y llegamos a los Flaming Lips y ahí todo es posible: monos, langostas, jaguares, leones, murciélagos, pinzones, osos, gatos, tigres o monos. Conociendo a su vocalista bien le encaja hacer todos esos sonidos a él, pero en esta ocasión se encarga esa chicha de la que habla la canción que es capaz de transformarse en todos los animales que se plantee. Como si fuese una Mortadelo de la vida, aunque los Flaming intentan sacarle un lado más poético-surrelista en esta “Puedo ser una rana”.
Jose Luis Santiago.
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