Jose Luis Santiago.
El 18 de junio de 1967 en el Festival de Monterey, el que probablemente sea el paradigma del guitarrista de rock, Jimi Hendrix, quemó su guitarra en el escenario en una especie de éxtasis ritual que ha pasado a la historia de la música en directo. No creemos que Jimi estuviese asqueado y harto de su instrumento, pero a nosotros la metáfora nos viene al pelo para la serie de artículos que empezamos hoy.
A veces tenemos momentos de crisis en nuestra vida de oyente musical y nos da la sensación que en realidad todo suena parecido en la música contemporánea (especialmente dentro del pop-rock). Ligeras variaciones por aquí, voces de diferentes timbres y maneras de cantar por allá, un poco más de ritmo o un poco más de melodía, electrónica en vez de percusiones analógicas, más ambientes y atmósferas, más estructura de “canción”, etc. Pero seamos sinceros, en muchos casos son variaciones de chapa y pintura.
Las razones son múltiples, pero pensamos que una de las más importantes es que, sea el estilo musical que sea, en muchísimos casos nos encontramos con la misma formación básica de instrumentos: bajo, batería y sobre todo guitarras. Y aunque la guitarra tiene una gran versatilidad de timbres y sonidos, no deja de ser una guitarra y es la indiscutible protagonista sonora de una parte enorme de la música actual. Nos gustan las guitarras (y el bajo y la batería), pero en esta serie de artículos la vamos a quemar como hizo Hendrix en el Festival de Monterey. Como decía en un artículo de Tonosone uno de nuestros colaboradores “los guitarristas son muy pesados”.
Así que vamos a hacer un repaso al uso de otros instrumentos en la música contemporánea popular y vamos a empezar la serie con el que probablemente sea uno de los más raros y peculiares. El único instrumento que se toca sin tocarlo: el theremín. Si hay una instrumento que mola, es este.
No os vamos a dar mucho la brasa con la historia del aparato, nos interesa verlo y escucharlo. Digamos que lo inventó el ruso Leon Theremin en el año 1919 y que es un instrumento electrónico con dos antenas a las que se acercan más o menos las manos pero nunca se tocan. Una de las antenas controla la frecuencia (el tono) del sonido, y la otra controla el volumen. Cuanto más cerca estén las manos de las antenas, tendremos un tono más agudo y un volumen más bajo. No se puede negar que se trata de una aparatejo extraño, que parece salido del garaje de un científico loco de bata blanca y despeinado. Más extraño os va a parecer, si no lo conocéis, cuando lo veais en acción, haciendo sonar el “Over The Rainbow”.
No se puede negar que en un ranking de instrumentos peculiares el theremín estaría entre los primeros. Y tampoco se puede negar que tiene un sonido misterioso y fascinante que parece idóneo para las bandas sonosas del cine de serie B. Uno se lo imagina perfectamente acompañando la secuencia de la invasión marciana en cualquier película de ciencia ficción de los años 50. Y aunque ese fue uno de sus usos principales, ha llamado la atención de muchos músicos y ha encontrado acomodo en canciones de muy diversos estilos, especialmente dentro del pop-rock. No lo diríamos en un principio, pero ya veréis como al final es más versátil de lo que parece. Así que vamos a ello.
Con ese sonido es fácil de imaginar que el theremín parece un buen instrumento para crear atmósferas y ambientes eléctricos en las canciones. Y si ha habido una banda en este país experta en atmósferas esa es Manta Ray. Os dejamos con Nacho Vegas, en el Benicassim del 98, manejando el theremín en el comienzo de este “Sol”, anunciando la tormenta eléctrica que se se ira desatando a lo largo del tema.
No cabe duda que el sonido del theremín tiene unas connotaciones misterioras y fantasmagóricas de tono retro. No se si en las instalaciones de la “Hammer” contarían con uno para sus bandas sonoras, pero no sería de extrañar. Nuestro siguiente grupo, Portishead, supo rescatar ese sonido, modernizarlo y convertirlo en algo elegante además de fantasmagórico, en este flotante y neblinoso “Humming”.
Hay un punto de fascinación friki en el theremín (lo hemos visto en Big Bang Theory), un aire de barraca de feria decadente y de espectáculo de mujer barbuda al que contribuye su propio aspecto de aparato eléctrico antiguo abandonado en un almacén cualquiera. Podría sonar perfectamente en el Franks Wild Years de Tom Waits y encaja a la perfección, precisamente por ello, en este “C’est ce la” del cuarteto de Denver Devotchka.
En algún momento de la historia algún rockero pensó que el theremín podría servir a sus intereses. Cuanto menos diremos que se trata de un visión audaz, porque uno no se imagina este aparato funcionando en armonía en una canción prototípica de rock and roll. Nos equivocamos y aquí está el puto Jon Spencer para demostrarlo usándolo como arma para desatar el caos y la tormenta eléctrica en un plató de televisión, en una de las actuaciones más descacharrantes y brutales que nos hayamos encontrado en Youtube. No os la perdáis.
https://www.youtube.com/watch?v=cbwxLGohUM0
Después de este desfase, bajemos la intensidad y vamos a escuchar la capacidad del theremín para acoplarse a otras voces, otros instrumentos y otras sensaciones en las antípodas de las que nos ha dejado el salvaje de Jon y su banda. Escuchando este tema de nuestra admirada Erykah Badú podemos vislumbrar que nuestro instrumento puede ser una buena herramienta para la propiciar la calma o incluso para la hipnósis en manos de cualquier Anthony Blake que se precie. Y si no, escuchad este comienzo del tema, aunque es verdad que el arpa también ayuda.
Una de las manifestaciones más conocidas de nuestro aparatejo, seguramente por la reprecusión de la banda, es la de de este “Velouria” de los Pixies. La mayoría de las apariciones del instrumento en canciones de pop-rock suele limitarse a momentos puntuales dentro de las mismas a modo de pinceladas. Atrae tanto la atención del oyente que hace que practicamente todo lo demás que suena pase a un segundo plano en la escucha. En este caso los Pixies supieron darle presencia a lo largo de toda la canción, probablemente situándolo en un segundo plano en cuanto a volumen se refiere respecto al resto de instrumentos.
Pero sin duda la canción que más famoso hizo al theremín, fue el “Good Vibrations” de los Beach Boys, en la que el instrumento demostraba que también podía tener su carácter juguetón. Antes de que alguno nos corrija lo decimos nosotros: tanto en este caso como en alguno de los anteriores no se trata del instrumento original de Leon Theremin, sino de una adaptación que hicieron un par de ingenieros en EE.UU. para que resultase más fácil tocarlo. Lo llamaron electrotheremin (no se partieron los cuernos), como si el anterior no fuese también pura electricidad.
Alguno de vosotros ya estará diciendo que con todas esas cualidades y capacidades, parace un instrumento musical muy propicio para la psicodelia. Y no se equivoca. De hecho os dejamos con dos ejemplos: uno de un psicodelia más rockera y más clásica por parte de Captain Beefhart y otro de una pseudopsicodelia más pop y de sensibilidad más contemporánea y preciosista como es la de Mercury Rev en el Desserter’s Songs. En ambos casos tenemos a nuestro theremín cumpliendo perfectamente su función.
Y en esta versatilidad sonora insospechada aún nos queda un paso que dar. Metámos al theremin en un tema de funk. Bueno, concretamente en un concierto de una de las bandas más importantes y pioneras del funk-rock: Fishbone. Auqneu sea simplemente para dar un toque sonoro peculiar y un poco de show visual al concierto.
Justo es que para finalizar nos salgamos del pop-rock y os dejemos con la que probablemente haya sido la mayor virtuosa de este instrumento, la lituana Clara Rockmore. Impresionate verla tocar en esta interpretación.
Genial artículo. Muy currado.
Se lo pondré a los alumnos en clase cuando les explique los instrumentos electrónicos!
Qué pena que no tenga más tiempo para leer más cosas de Tonosone!!