Vamos a volver un momento atrás a cuando empezamos esta serie de artículos. Antes del arpa, las congas y los bongos, el vibráfono y la marimba, la flauta, el acordeón y el theremin. La intención original era un poco la de buscar música fuera de la omnipresencia de la formación “guitarra-bajo-batería” en la mayor parte del pop-rock y de la música popular en general. Pues tengo que decir que si nos atenemos a una gran parte de mis escuchas radiofónicas últimamente, como siga así la cosa, al final tendremos que dedicar un artículo a esos instrumentos de los que huíamos, porque la omnipresencia de sintetizadores y secuenciadores les está comiendo terreno a toda velocidad. Quién sabe si a este ritmo, en unos años, las guitarras acaban siendo esas cosas con las que se hacía música en el pasado.
Como todavía falta mucho, me centro en lo de hoy y vamos a la familia de los vientos con un instrumento que me siempre me ha generado especial simpatía: el trombón. No tiene que ver con que la trompeta y el saxo, además de ser más habituales, siempre suelan tener más protagonismo cuando hay formación completa de vientos. No es una cuestión de simpatías hacia el humilde y el secundario (bueno, a lo mejor también hay algo de eso), sino un afinidad musical por el sonido y el carácter del instrumento.
Curiosamente creo que el primer disco de jazz que me grabé (o me grabaron) fue del que sin duda es uno de los trombonistas referentes en el jazz, pionero en abrazar el bebop, J.J. Jhonson, un referente indiscutible del instrumento. El chaval que me lo pasó me acuerdo que me dijo “para un primer disco de jazz, esto creo que es lo mejor, no es muy complicado y entra bien”. Acertó.
Hay algo a lo que un instrumento no puede renunciar y es a su timbre (su “color”, como dicen los músicos), o su sonido, que es más fácil de entender para todos. Aunque hay mucho de personal en el tema (todos tenemos filias y fobias con esto), escuchando el anterior “Like Someone In Love” parece indudable que una de las características sonoras del instrumento es la calidez. Es como una confortable estufa.
Como he dicho antes, el trombón siempre ha sido menos habitual y ha estado a la sombra de trompeta y saxo excepto en tres géneros en los que, bien solo o acompañado de otros vientos, ha tenido el papel protagonista que merece. Tres músicas que precisamente comparten calidez y en ocasiones hasta calentura. Vamos con el que probablemente haya sido el máximo representante del instrumento en cada uno de esos géneros.
Reconocerlo, no habéis sido capaces de quitar el ojo de las coreografías de la sección de vientos en el anterior vídeo. Bueno, a lo que vamos, en el 2:37 aparece el gran Fred Wesley, sin duda el trombón del funk. Arreglista y director musical de la orquesta de James Brown durante algún tiempo y luego también músico de los proyectos de George Clinton y Bootsy Collins, además de una prolongada carrera como solista y en el jazz. Pues ya está todo dicho.
Por si no queda claro que al trombón se mueve con soltura en terrenos rítmicos y cálidos vamos con más de ambas cosas. Tórrido resulta el trombón cuando esta por medio el enorme Willie Colon, figura imprescindible para entender el boom de la salsa en el Nueva York de los 60-70 de la mano de Fania Records. Tremenda descarga en este “Aguanile” con su pareja musical de aquellos años, Héctor Lavoe, y con algo muy poco habitual: que haya dos vientos en una formación musical y los dos sean un trombón. Ojo a la «conversación» final entre ambos.
No soy músico y no se explicar en términos estrictamente musicales la afinidad del trombón con los sonidos más calientes, pero la intuición sonora nos dice algunas cosas. Además de la calidez de su timbre hay una especie de vibrato en ocasiones al tocarlo que imaginamos es provocado por los labios del intérprete y que le da un aire más carnal. Como cuando tocas una cuerno, no basta con soplar, tienen que temblar tus labios. Algo que también puede hacer la trompeta, pero al final la sensación que me da es que tanto ella como el saxofón tienen un carácter sonoro más fino, mientras que el trombón es más primitivo y atávico (en el buen sentido). Si todavía no estáis convencidos tras mis churriexplicaciones musicales, queda otro género más, también caliente, donde el trombón asume papel protagonista: el reggae y el ska. El trombón es parte fundamental de las bandas de marchas (militares, nupciales, fúnebres, festivas), tiene una capacidad rítmica trotona que les viene como anillo al dedo. Esos ritmos trotones sencillos que te atrapan por repetición están muy presentes en el ska y el ska no se entiende sin Don Drummond, miembro original de los Skatalites.
Si no veis claro lo del carácter marcial del instrumento aquí lleváis una banda fabulosa, Mucca Pazza, que precisamente le da un poco la vuelta a las tradicionales “marching bands” americanas. Ya se, me vais a decir que ahí tenemos todo tipo de vientos. ¿Pero de cuáles hay más, quiénes están en el centro, quiénes llevan el peso de los temas? Eh?!. Nunca me cansaré de ver este concierto de la NPR.
Repasados varios referentes y músicas donde el trombón se encuentra como en casa, vamos a salirnos de su “zona de confort” y nos damos una vuelta a ver si lo vemos aparecer en canciones y bandas de pop-rock. Vamos a empezar con dos clásicos. Un ritmo de marcha tiene el “Dead End Street” de los Kinks con un trombón que aparece y desaparece durante la canción y que le va dando una carácter juguetón a la misma. Más preciosista y jazzera es el “The Way Young Lovers Do” de Van Morrison. Tenemos cuerdas, marimba y sección de vientos y a partir del 1:45 el trombón coge el protagonismo entre tanta riqueza instrumentística para hacerse un solo bastante jazzero. Por cierto, que hemos visto una actuación en directo en la que cambia el trombón por trompeta y saxofón. Pues muy mal, abuelo Morrison.
Dejémonos ya de “antigüedades” y vamos a los 90 (oh, wait), con un par de canciones de pop, bastante atmosféricas, con aires electrónicos suaves y buscando ciertos toques retros que se publicaron en el 97 y el 98. Debían estar estos sonidos de moda por aquel entonces. En ambas aparecen los trombones que le dan a las canciones, además de la calidez ya mencionada ,cierto aire elegante, pero divertido. Como si les pusieses una pajarita. Os dejamos en la misma tanda con Air y Groove Armada.
Es cierto que es bastante más habitual que el trombón aparezca en una formación de vientos con trompeta y/o saxo, que en solitario. Con respecto a sus acompañantes siempre me ha parecido que representa el papel del amigo divertido, el bromista, con el que te lo pasa bien. El saxo es al que buscas cuando necesitas consejo o quieres reconforto emocional, y la trompeta es tu amiga lista, espabilada y astuta. Pero tu amigo simpático a veces le da demasiado al bebercio y se coge unas buenas cogorzas. Se sienta en la mesa del bar y te empieza a hablar con dificultad mientras fuma un cigarrillo. Ese trombón es el que suena en este “Tango Till They´re Shore” de Tom Waits: un trombón etílico.
Seguimos con el de Pomona, porque para poner canciones de otros, mejor seguir seguir escuchando las suyas. Si Tom Waits ha sentido una clara deblidad por el instrumento es suficiente garantía para pensar que algo hay. Justo su álbum anterior Waits decidido llamarlo Sworfishtrombones, palabra creo que inventada que significaría algo así como “trombones pez espada”. El disco que marcó el giro musical de Waits hacia terrenos musicalmente menos convencionales. Evidentemente había trombones en el disco y unos de los más famosos son los de esta balada marca de la casa llamada “In the neighborhood” (acordaos de lo que hemos dicho antes de la relación del instrumento con las marching bands). De regalo la que seguramente sea la canción más famosa con el trombón en su título que es el “Black Trombone” de Serge Gainsbourg. Dos temazos.
Algunos instrumentos, independientemente de su aportación sonora, mola verlos tocar. Son vistosos en su manejo. Me pasa con el contrabajo, con la percusiones tipo congas y bongos, con el theremin y con algunos otros: como estén en escena, atrapan mi mirada. Y me pasa también con el trombón, claro. El tamaño y ese metal desplazándose atrás y adelante añade una componente visual a la interpretación, que cuando estás en un concierto, siempre aporta. Hay un punto coreográfico en su manejo que siempre me ha gustado en comparación con el del resto de instrumentos de viento.
Si alguien puede sacarle al trombón de sus carácter más o menos “amable” y simpático y convertirlo en parte desbarre caótico al estilo free jazz esos son los “intensos” de Radiohead, a partir de la mitad de este “The National Anthem”. Todo lo contrario a la preciosa “As Needed” de Beirut. Siempre suelen aparecer por aquí Beirut. Es una de esas bandas poco convencionales en cuanto a la elección de los instrumentos. No solo en sus discos, sino también en sus propuestas en directo, aunque en este caso las trompetas le ganen al trombón.
Trom-bón-trom-bón-trom-bón. Con ese nombre onomatopéyico tan rítmico y retumbante está claro lo que eres, así que volvamos volvamos al trombón protagonista, rítmico y divertido buscándolo en los géneros con los que comenzamos este recorrido. El gran Randy Newman recurrió a él para la canción principal en plan dixie jazz de la banda sonora de Monstruos S.A. Y para que no se quede la faceta funk exclusivamente en Fred Wesley os dejamos con los con Snarky Puppy y la Metropol Orkest, que aunque con todo tipo de vientos, en este impronunciable “Atchafalaya” le dan el protagonismo a los trombones. Por último una sorpresa. Mira que nos gustaban Freak Power y este “Turn On, Turn In, Cop Out”, pero no recordábamos que el propio cantante Ashley Slater tocaba el trombón en el tema. Por cierto, el guitarrista no es otro que Norman Cook, mundialmente conocido poco después como Fatboy Slim. De cuando había programas de música en directo en la televisión pública…
Ya que estamos en trombonistas cantantes, una sorpresa que se nos apareció cuando estábamos empezando a preparar este repaso y que nos mete al trombón en otro terreno cálido que le encaja perfectamente que es el de la bossa. Esta jovencísima Rita Payés, que creo que no llega a los 20 años, canta y toca el trombón estupendamente. Por cierto, que la que toca maravillosamente la guitarra es su madre. Todo queda en casa. Prometemos seguirle la pista a Rita. Los últimos en llegar, precisamente esta semana, nos han dejado con el “culo torcío”. Son estos japoneses-canadienses llamados Teke::Teke. Sonido difícil de etiquetar y formación poco convencional en la que meten una flauta tradicional japonesa y un trombón como protagonistas. Tremenda la descarga final con ambos desaforados entre la tormenta general. Perfecto para acabar este recorrido.
José Luis Santiago.