¿Qué será de aquel amigo con el que te pasabas las tardes enteras pero del que te fuiste despegando?
¿Y aquella pareja de la cual adorabas hasta el más mínimo detalle y con el paso del tiempo esos mismos detalles te resultaban insufriblemente irritantes?
¿Ese bar que era prácticamente tu segunda casa al que, de repente, dejaste de ir y no volviste a mirar a la cara del camarero al que veías más que a tus padres?
¿Cómo decirle a la abuela que tu plato favorito que cocinaba siempre que ibas a visitarla había dejado de gustarte a fuerza de comerlo todos los domingos?
Ninguno de ellos tenía la culpa de esa inexplicable sensación de desencanto, ERAS SOLO TÚ.
ACLARACIÓN: las opiniones vertidas en las siguientes líneas, no son compartidas al unísono por todos los miembros de TONOSONE. Ha habido serias disputas internas y gravísimos cruces de insultos tales como, “mequetrefe”, “mentecato”, “ceporro”, “mastuerzo”, “cantamañanas” o “merluzo”; pero las razones para incluir una u otra canción si son comunes: la sobreexposición, la pereza, el “viejovenismo”, la ausencia de criterio, etc.
“Garota de Ipanema”, Vinicius de Moraes & A.C. Jobim.
Como ya sabéis este tema es el más icónico (ni mucho menos el mejor, según nuestra opinión) de la bossa nova y el que popularizó mundialmente este estilo brasileño en los años 60. Pero la sobreexplotación de su melodía, la inmensa cantidad de versiones (algunas infames) y que sistemáticamente se use como banda sonora musical cuando se habla de playas y/o chicas en bikini han convertido está obra de Moraes y Jobim en un cliché bastante insufrible. Que sea un fijo en el repertorio de los “ligones de guitarrita” en temporada veraniega tampoco ha ayudado, la verdad.
“Stairway to heaven”, Led Zeppelin.
Mmmmmm, eeeehhh, vamos a ver cómo explicamos esto antes de que alguno de nuestros lectores nos abandone definitivamente. Primero y para que conste, acabamos de escuchar la canción completa ahora mismo para refrescar sensaciones. Segundo, no os ofendáis, en el título del artículo dejamos bien claro que no es un problema de las canciones sino de nosotros. Hay un momento en la vida de todo rockero (en nuestro caso y en el de bastante gente a una edad digamos que juvenil) en el que “Stairway to Heaven” es el puto summum del rock and roll. Lo tiene todo: la bonita melodía folkie con sensibilidad, un crescendo de manual, la potencia rockanrollera final, unos solos dignos de ponerse con el air guitar y un vocalista haciendo un despliegue de versatilidad y potencia de flipar. ¿Y entonces por qué cojones metéis esta canción en este artículo?. Pues precisamente por eso, una colección de clichés de los que encuentran acomodo en Rock FM. A ver, Stairway to Heaven es una buena canción (muy buena si queréis) pero no nos parece el summun del rock and roll. Y qué queréis que os digamos, encontramos melodías folkies, potencia rockanrollera, solos de flipar y despliegues de potencia y versatilidad del vocalista mejores, en muchos otros temas de los Zeppelin.
“Imagine”, John Lennon.
No venimos aquí a discutir el gigantesco talento como compositor que tenía John Lennon, pero todo el rollito peaceandlove que prácticamente desde su publicación ha rodeado a esta canción nos parece infumable y el vídeo musical es pánfilo y cursi hasta el extremo. Puestos a buscar en su discografía una canción con mensaje social preferimos “Working Class Hero” y no este “Imagine”, “canción bienintencionada de amplio espectro”, que lo mismo suena en una asamblea del 15M que sirve de hilo musical para una casa de ejercicios espirituales. Llegados a este punto nos quedamos con la parodia que hicieron en “El Informal” a finales de los noventa, que era mucho más divertida.
“Starman”, David Bowie.
En este caso hemos de decir que no es estrictamente culpa nuestra que le tengamos cierta manía a esta canción que era una de nuestras preferidas del “Duque Blanco”, pero si vosotros hubierais tenido un compañero de piso que, obsesionado con esa canción, la pusiera a todo volumen y una docena de veces al día, durante varias semanas seguro que también habríais acabado odiándola, aunque sea un poquito. Solo con el paso del tiempo hemos podido volver a escucharla sin pensar automáticamente “¡¡¡¿¿¿otra puta vez, tío???!!!”, aún así posiblemente nunca nos recuperemos totalmente de las secuelas provocadas por aquella terrible experiencia.
“With or without you”, U2.
U2 es un grupo que con el correr de los años ha pasado de gustarnos mucho a darnos bastante pereza, por todo lo que les rodea pero por su música también. “With or without you” tiene todo para ser un himno: letra profunda y sensible, instrumentación progresiva, estribillo pegadizo y fácilmente coreable, Bono exhibiendo falsete, inicio de estilo balada para acabar en tono épico… en fin, todo. Pero quizá precisamente de tan buena que se supone que es a nosotros nos ha acabado cansando, y lo que antes era un pellizco de emoción cuando la escuchábamos hoy se ha transformado en un resoplido furtivo.
https://www.youtube.com/watch?v=XmSdTa9kaiQ
“Smell like Teen Spirit”, Nirvana.
Ya veis que no nos estamos andando con medias tintas. Toma ya, el “Smell like Teen Spirit”. Es verdad que al principio no fuimos muy de Nirvana y tampoco de este tema. Por aquel entonces estábamos en el bando de Pearl Jam. Kurt Kobain y los suyos nos ganaron con el “In Utero” y de ahí ya pasamos al “Nevermind” (que nos gusta algo menos). El problema de su superhit es precisamente ese: lo habremos escuchado tantos miles de veces que ya nos provoca cierto rechazo cuando la ponen en algún sitio. Uf, es que resulta bastante cansina. De hecho es que diríamos que es de las canciones de Nirvana que menos nos gustan, pero esta sensación probablemente estará provocada por la repetición hasta la extenuación.
“Under the Bridge”, Red Hot Chili Peppers.
Dejemos clara una cosa, el Blood Sugar Sex Magic es uno de los discos favoritos de TONOSONE. Además, por si hay dudas, lo confirmamos volviéndolo a escuchar cada cierto tiempo. Y, por supuesto, tal y como marca la premisa de este artículo, hubo un momento en que el “Under de Bridge” nos encantaba. Era algo así como la “balada heavy” del disco, la demostración de que los macarrillas también tenían sensibilidad. Y funcionaba. Fue un exitazo a la altura casi del «Give it Away». ¿Qué se torció? Pues no se, supongo que con la edad fuimos alejándonos de todo lo que olía a “balada” como de la peste y en un momento dado pasó de parecernos una canción sensible a una canción tirando a ñoña. Además, en una escucha global del disco, hoy día resulta un poco pegote. Si nuestro yo del futuro hubiese aterrizado en aquellos primeros 90 diciéndonos esto, habríamos pensado que era gilipollas.
Basket Case”, Green Day / “Self Esteem”, The Offspring.
Estos dos casos los tratamos juntos porque son absolutamente paralelos en estilo, tiempo y la forma en la que nos engancharon y en la que después nos desengancharon. Green Day y The Offspring fueron la punta de lanza (al menos en lo que a éxito comercial se refiere) del resurgimiento y popularización del punk rock californiano a mediados de los 90, a pesar de ambas bandas ya tenían casi una década de carrera a sus espaldas. El caso es que estos dos singles sonaban a todas horas tanto en las emisoras especializadas en rock como en las radiofórmulas. Todo el mundo las conocía y las tarareaba, incluso recuerdo que un colega tenía una cinta de 60’ en la que solo estaba grabada “Self Esteem” y, tirando de autoreverse, la escuchaba en bucle en su walkman. Y de tanto escucharlas, como era previsible, nos acabamos cansando. Una vez más la repetición mató la magia.
“Wonderwall”, Oasis.
Los hermanos Gallagher fueron piezas claves en el nacimiento y desarrollo de ese movimiento musical, cultural y mediático que se denominó britpop, y “Wonderwall” fue probablemente la canción más popular de todas las que metieron en ese saco. Que levante la mano quien haya sacado el culo hacia atrás, puesto las manos en la espalda y con voz nasal haya imitado a Liam en los primeros versos de esta canción. Y ahora que levante la mano a quien no le haya saturado ya la canción, el show fraterno-macarra de los Gallagher y el propio britpop. A la plaga “Wonderwall” hay que sumarle la enorme lista de versiones que se han hecho (o perpetrado) de ella: Ryan Adams, Paul anka, Metallica, Robbie Williams, One Direction… Mención aparte merecen la versión rumbera de Los Sobraos o la remezcla makinera de Pastis & Buenri. Por otro lado y para más infamia, este tema también era un fijo en el set del perfecto seductor de las 6 cuerdas.
“Cumpleaños total”, Los Planetas.
Nosotros hasta hace no demasiado tiempo éramos los primeros que nos volvíamos locos y cantábamos a voz en grito en cuanto sonaban los primeros acordes de guitarra de este “himno generacional” de J y compañía. Pero en un momento dado lo que nos parecía transgresor y molón pasó a parecernos un repetitivo y facilón canto al hedonismo de “todo a 100”. Definitivamente nos estamos haciendo viejos.
“Porcelain”, Moby.
Hubo una época a finales de los 90 en la que algunos que veníamos de los guitarrazos descubrimos que la música electrónica también podía molar. Ya sabéis: The Prodigy, Chemical Brothers, Leftfield, Underworld, Massive Attack, Orbital , etc. En el año 99, un personaje también reconvertido (había tenido un grupo de hardcore punk) sacó el disco “Play”, que lo petó y que tenía una canción que sonaba hasta en la sopa. Pues no nos preguntéis por qué (no podríamos contestaros), pero esa canción se convirtió en una especie de banda sonora de los colegas del pueblo durante unos meses. No había reunión o viaje en la que no sonara. Probablemente también tuviese que ver, que hicimos una especie de adaptación de la voz del estribillo para encajar en ella el nombre de un amigo. Nos hacía mucha gracia, qué le vamos a hacer. Así funcionaban las cosas en la época de los pisos de estudiantes. Suponemos que la nebulosa de despreocupaciones y diversión (y alcohol) de aquellos años nos confundía, porque escuchando hoy en día la canción, nos parece más propia de un disco de Chambao o de las recopilaciones del Café del Mar de Ibiza para ver las puestas de sol mientras meditas sobre la belleza del universo. La peste, vamos.
“Tiempo de soleá”, Ojos de Brujo (o casi cualquiera del grupo, no todas).
Tenemos que reconocerlo, hubo un tiempo hace ya bastantes años que eso que se llama y se llamó “mestizaje” estuvo bastante presente en nuestros reproductores de CDs y en el coche con los amigos. Que si Macaco, que si Ojos de Brujo, que si Dusminguet, que si Manu Chao, que si Cheb Balowski, que si Mártires del Compás… De todo aquello, algunas cosas hoy permanecen (dios salve a Mártires y Dusminguet) pero otras desaparecieron probablemente al mismo ritmo que iban desapareciendo los canutos a nuestro alrededor. Es el caso de Ojos de Brujo. Durante dos o tres años no había fiesta, reunión con amigos o viaje en coche en el que no sonase alguno de sus dos primeros discos. Después de verlos no se cuantas veces en directo, repetimos una vez más en las fiestas de Tres Cantos. Era gratis. Tras las típicas proclamas anticapitalistas y antisistema que la cantante lanzaba en todos sus conciertos (aquel no fue una excepción) mi amiga Bea y yo nos miramos negando con la cabeza. Allí mismo se acabó el idilio. No volvimos a escuchar sus nuevos discos y no hemos vuelto a escuchar prácticamente nunca aquellos dos primeros. Haciendo el ejercicio de nuevo para escribir este artículo hemos confirmado que aquella música no nos provoca el entusiasmo de entonces, pero para ser justos, tenemos que reconocer que algunas canciones todavía molan.
“Lonely boy”, Black Keys.
Algunos ya estaréis diciendo que qué nos pasa en la puta cabeza. “¡Pero si esta canción es un pepinazo!”. Sí, también lo fue para nosotros. El camino (que abre este “Lonely Boy”) es un discazo de esos que entran prácticamente a la primera y que no puedes dejar de poner una y otra vez. Y ese es el problema: discos de combustión rápida. Un día vas en el coche, te lo vuelves a poner y te das cuenta que estás un poco empachado y que te empieza a resultar algo cansino. Decides dejarlo a un lado. Pero claro, durante años sigues escuchando esta canción una y otra vez en la radio y de fondo sonoro de todo tipo de vídeos en la televisión y en internet. Y entonces, un poco de manera irracional, empiezas a aborrecerla y comienza a repelerte. Ya lo decíamos en la introducción, es lo mismo que ese plato de comida favorito que de tanto comerlo necesitas dejar de probarlo durante mucho tiempo. Ya veremos en el futuro. Eso sí, del vídeo no nos cansaremos nunca.
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