PRIMERO. Venerarás a Extremoduro, Reincidentes, Los Suaves y Barricada por encima de todas las cosas. Siempre es un buen momento para escuchar cualquiera de sus discos o canciones por muchas decenas de miles de veces que lo hayas hecho ya. No hay ninguna necesidad de arriesgarse a oír cosas nuevas que tú ya sabes que van a ser peores.
SEGUNDO. En realidad serás un grupo tributo a Los Cuatro Evangelistas del Kalimotxeo, antes mencionados, aunque ni tú mismo lo sepas.
TERCERO. Kalimotxo y cerveza son los dos pilares de cualquier alimentación saludable. Aportan todos los nutrientes necesarios para mantenerse con vida de jueves a domingo o en cualquier festival que se precie, siempre y cuando se beban en vasos compartidos de un litro mínimo de capacidad. Se puede salir a tocar borracho, tu público no solo no lo notará (ellos también lo están) sino que lo agradecerá y te pasará las macetas para mantener tu pedo hasta que termines.
CUARTO. No se llega a triunfar en el género a base de virtuosismo instrumental ni de innovación musical. Así que cortito y al pie: pocos acordes, velocidad y mucho ruido. No solo es que a nadie le importe que todas las canciones suenen parecidas, sino que en verdad no tolerarían que así no fuese. Como mucho puedes meter el esperado punteo de guitarra a mitad de la canción para distinguirte de los punks, fliparte un poco y aparentar que dominas el instrumento.
QUINTO. Peregrinarás religiosamente al Viña Rock una vez al año desde tu más tierna adolescencia y solo traerás de vuelta de esas visitas dolor de cabeza, recuerdos nebulosos y, con suerte, una ETS. Solo así cuando tengas un grupo podrás llegar a tocar en el Olimpo del kalimotxeo aunque sea a las dos del mediodía con 35º grados a la sombra.
SEXTO. Tendrás siempre el aspecto -como diría Pablo Motos- de llevar varios días durmiendo en un coche. No importa que te alojes en pensiones de dudosa higiene o en hoteles con servicio de habitaciones y spa, no importa que te duches y perfumes varias veces al día o que seas alérgico al jabón, es crucial que cuando tus fans te vean parezca que acabas de bajarte de una kunda.
SÉPTIMO. Aprovecha que estás en uno de los pocos géneros donde el vocabulario soez, basto, grosero y chabacano es necesario y valorado. También en las canciones de amor. Algunos han llegado incluso a ser considerados los “poetas de la calle”. Aprovecha la ocasión, pero cuidado, el filo entre que tus letras sean las de un poeta de la calle o las del que te vende los porros en el parque es muy fino.
OCTAVO. Las probabilidades de que el Viña Rock y otros festivales del palo se fijen en ti aumentan considerablemente si en el nombre de tu grupo hay una “K” o un “TX”. No importa la ortografia, no importa que lo más cerca de Euskadi que hayas estado sea en casa de tu tía de Burgos. La regla es clara: si hay sonido «K», siempre grafía «K»; si hay sonido “CH”, siempre grafía “TX”.
NOVENO. No hay repertorio ni concierto de una banda del género que pueda prescindir de su momento «meterse con los maderos». Es uno de los instantes más celebrados y coreados en los conciertos, sobre todo si hay algunos cerca vigilando. Da igual el cuerpo policial elegido, pero asegurate de usar la terminología correcta: maderos, picoletos, guripas, pasma, pitufos, etc. Acompáñalo de los epítetos ofensivos que consideres.
DÉCIMO. La voz rasposa es casi un imprescindible del género. Si no la tienes esta es nuestra recomendación: paquete y medio de ducados diarios, variedad etílica, trasnochar habitualmente y carajillos para el desayuno. Para alcanzar el nivel de leyenda tienes que engancharte a la heroína en algún momento; nadie dijo que esto fuera a ser fácil. La «mala vida» en general es dura pero te proporcionará abundante materia prima para tus letras y además te garantiza una figura esbelta sin un gramo de grasa.
Really when someone doesn’t understand after that its up to other people that they will help, so here it happens.