1.- Cualquier música pasada fue mejor que la actual (axioma primigenio del que derivan todos los demás).
2.- Seguirás comprando CDs de gente que empezó a publicar música cuando este aún no existía. Respecto a los músicos tienes la misma opinión sobre su edad de jubilación que un Ministro de Trabajo neoliberal.
3.- Si algún estilo te gusta siempre hubo alguien antes que hizo lo mismo pero mejor. Y si no lo hubo, o no te gusta, es que tampoco merece la pena que se haga ahora.
4.- Si los que están en el escenario no están cantando o tocando algún instrumento, no es un concierto. Si van a lanzar sonidos pregrabados «¡pa’ eso que pongan el disco!». Los ordenadores solo te gustan para jugar al buscaminas.
5.- Te quejarás amargamente de los cambios en Radio 3. La pérdida de diversidad musical y la rendición a las músicas urbanas son alta traición, aunque en realidad a ti te gusta más Rock FM.
6.- Usarás Facebook o te abrirás un Blogspot para compartir tu sapiencia musical y que oyentes sin criterio puedan determinar con exactitud qué música es de calidad y cual una patochada.
7.-Harás esfuerzos tan ímprobos como infructuosos para guiar a niños y jóvenes dentro de la senda del «buen gusto» musical. Poco a poco te has convertido en tu padre queriendo convencerte a ti hace cuarenta años de lo bien que cantaba El Fary.
8.- No bajes la guardia y escuches nuevos grupos. Abrir la puerta a que pueda haber alguna banda actual buena, te llevaría a tener que escuchar otras y quién sabe si a reconocer que pudieras estar equivocado.
9.- Que el hecho de que no sepas tocar un instrumento, no te impida juzgar la pericia técnica e interpretativa de los miembros de las bandas. Si «es un musicazo» se dice y punto.
10.- Despreciarás cualquier tendencia juvenil actual. «Simple, repetitiva, comercial, sin talento, no saben tocar, no saben cantar, etc.» son expresiones que puedes usar indistintamente para calificar a cualquiera de ellas.