1.- Maldecirás al mainstream sobre todas las cosas. El interés y la calidad de un grupo es inversamente proporcional a su popularidad. Si una banda suena en la radio es sospechoso, si sale en la tele queda automáticamente descartado de la lista de lo auténticamente cool. Que solo los conozcas tú y el amigo al que se los recomendaste certifica, ipso facto, que son un grupazo.
2.- Cuanto menos habitual sea la procedencia de una banda, más molará su música. Ser de Nueva Zelanda, Polonia, Islandia, Costa Rica o Burkina Faso convierte inmediatamente a una banda en objeto de admiración. No digamos ya si encima mezclan el folclore de su país con sonidos actuales y contemporáneos. No importa que en su país sean vistos como aquí Pitingo: la lejanía y el desconocimiento te permitirán venderlos como «únicos» y «exóticos».
3.- Solo asistirás a festivales cuyos cabeza de cartel estarían en letra pequeña en el 90% del resto de festivales del país. A ser posible con los conciertos en salas o recintos de reducidas dimensiones que impidan que tú y los elegidos de tu especie tengáis que compartir el disfrute de esos grupos con gente con el sentido del gusto musical atrofiado y/o amantes del «McDonald’s musical».
4.- Escucharás podcast que exploren la música etíope de la década de los 60, el hardcore melódico escandinavo, la psicodelia de Anatolia o la cumbia amazónica peruana de la primera mitad de los 70. Y si no los escuchas, o te quedas dormido a la segunda canción, al menos tuitearás a los cuatro vientos que los has escuchado y que son muchos mejores que la morralla comercial en la que se ha convertido Radio 3.
5.- Estarás al día de últimos lanzamientos de «fascinantes» bandas a cuyos conciertos acuden amigos, familiares y gente que pasaba por allí y quería tomarse un birra. Cuando las pinchen en Radio 3, dirás que tu ya les conocías, acompañado del imprescindible «pero antes molaban más».
6.- Periódicamente darás giros inesperados a tus gustos, y por supuesto le harás saber a todo el quiera escucharte de estas epifanías musicales. Un día descubrirás la copla, unos meses después solo escucharás recopilatorios de la Ruta del Bakalao, luego te dará por el candombe… Cuanto más alejado esté una obsesión pasajera de la anterior más interesante serás a los ojos de los profanos. Si haciendo esto alguien no te considera un pedante y un turras insoportable es posible que estés ante el amor de tu vida.
7.- Borrarás todo rastro de gustos musicales pasados más o menos vergonzantes que te puedan dejar en evidencia. Esconde, o mejor quema, esas cintas de Mc Hammer o Vanilla Ice. Niega que machacaste una y otra vez el Basket Case de Green Day y que te volvías loco cada vez que ponían algo de Héroes del Silencio en la discoteca de tu pueblo. Si por casualidad alguien descubre ese oscuro pasado le darás la vuelta y dirás que la música de masas de antes sí que era verdaderamente buena, no como la mierda de ahora (el pollaviejismo musical disfrazado de criterio puede hacer milagros). En todo caso, tiene que parecer que lo primero que escuchaste en tu vida fue el «Bitches Brew» de Miles Davis, y que ya entonces te parecía un pelín comercial.
8.- Amarás a Bandcamp como a ti mismo. Le hablarás a otros de sus bondades a la vez que rajas de Spotify y sus míseras retribuciones a los músicos. No se pueden hacer playlist, no tiene un algoritmo que te sugiera nuevas cosas que te pueden gustar, no están en él la inmensa mayoría de grupos, no hay podcast, no puedes compartir las estadísticas de escuchas del año… ¿Cómo puede ser que la gente no se haya lanzado en masa a usarlo aún?
9.- No eres digno del underground si no eres capaz de usar al menos 4 o 5 etiquetas para definir a un grupo. Ejemplos. Kraut rock lo-fi con toques de post-punk industrial: bien. Latin funk con sonido jazzero y aires de guaracha colombiana: bien. Minimal house techno con elementos del dark ambiet: bien. Rock setentero: mal. Synth pop: mal. Soul: muy mal
10.– Escogerás un grupo o género denostado en el pasado y lo reivindicarás con fuerza (también llamado «Mandamiento Lenore»). Vale todo: la rumba ochentera, el tecno-pop nacional, el eurodisco, los new romantics… La intención es clara: demostrar que solo tú has sabido ver el ingenio y la creatividad que otros pasaron por encima. A la inversa también funciona. Raja de artistas y músicos que tengan una carrera sólida, muchos fans y sean o hayan sido alabados por la crítica (incluso por ti mismo anteriormente): el grunge, la movida, Los Planetas… Cuanto más prestigio y repercusión hayan tenido menos piedad tendrás con ello.